Tendemos a considerar la personalidad como una constante. Un yo inmutable que siempre permanece ahí, en lo más profundo de tu ser, con unas características propias muy definidas que lo hacen inconfundible. Pero la realidad es bien distinta. “Aunque los rasgos de personalidad se consideran muy estables, pueden cambiar, especialmente a medida que las personas maduran o experimentan diferentes acontecimientos de la vida”, cuenta Madeleine A. Fugère, profesora de Psicología Social de la Universidad Estatal del Este de Connecticut, en una publicación para Psychology Today. De hecho, uno de esos eventos, entrar en una nueva relación, provocará cambios en ti irremediablemente.
Sí, los que dicen que has cambiado desde que comenzaste a salir con ella o él tienen razón. No eres quien solías ser. Pero no te sientas demasiado mal: no es un fenómeno aislado, no eres especial en absoluto. Según una investigación llevada a cabo por un equipo de científicxs alemanxs y suizos, y publicada en la revista especializada European Journal of Personality, “los cambios en las relaciones, como formar una nueva relación, casarse o divorciarse, están asociados con cambios en la personalidad y la satisfacción con la vida”. Vas por el mundo con una sensación de resistencia, de que nada puede alterar tu esencia, pero los romances lo hacen todo el tiempo. Te van moldeando.
Los cambios más típicos
Lo curioso es que involucrarte en una nueva relación romántica tiene un efecto transformador de tu personalidad mucho más fuerte que otros eventos similares como casarse, separarse o tener unx hijx. En concreto, entrar en una nueva relación suele impactar bastante en el área de la escrupulosidad y en el área de la apertura a nuevas experiencias. Te vuelves más conservadorx. Más cerradx. Más indiferente a todas esas cosas que esperan ser probadas ahí fuera. No obstante, también te conviertes en una persona más satisfecha con la vida. Al menos en la mayoría de relaciones, no en aquellas que resultan tóxicamente dolorosas y confusas desde el principio. Esas te cambian de otra manera.
Por otro lado, lxs autorxs de esa misma investigación creen que los cambios que van produciendo las diferentes relaciones en ti se acumulan poco a poco. No siempre los deshaces al romper esos vínculos, lo que significa que hoy, cuatro o cinco relaciones románticas después, eres una persona muy distinta de la que solías ser antes de embarcarte en el complejo mundo del amor. Dicho esto, y como escribe Fugère, usando las conclusiones del mencionado estudio, “las personalidades de algunas personas pueden ser más propensas a cambiar que otras”. Ninguna se salva de la mutación, pero el grado de mutación sí varía. Pero no es bueno ni malo. La vida es cambio. Eres un ser fluido.