Todo empezó con la publicación de un censo de trabajadoras sexuales y trabajadores de la calle del Gobierno argentino. Algunas feministas, convencidas de que la prostitución no es un trabajo, sino explotación sexual, “asustaron a un par de trabajadores”, cuenta Rebe López, la protagonista de esta historia que acabó con un meme: el de la foto con la camiseta “Callate blanca” (sin tilde porque en Argentina no la usan).
La cuestión es que, después de esta polémica que no gustó a Rebe, ella, que explica en un vídeo en AJ+ que la confunden con mexicana por su tono de piel, se sentía avergonzada por esa parte del feminismo que ataca de arriba hacia abajo a lxs compañerxs en situaciones precarias y vulnerables. Se acercaba el 8M y decidió crear una camiseta con esa frase: “Callate blanca”.
Una amiga le hizo una foto y esa foto se hizo tan viral que se convirtió en un meme, utilizado en las redes para señalar cuando alguien está hablando desde una posición de privilegio blanco, especialmente dentro del feminismo. El meme ha llegado incluso a derivar en que hagan camisetas con la foto de Rebe vistiendo su propia camiseta. No siempre lo usan de la forma adecuada, y no siempre lo usan personas negras o indígenas.
Frente el privilegio blanco: derechos básicos
“No me interesa si las personas blancas lo utilizan a favor o en contra. Me interesa que las personas negras o marrones que se se hayan sentido alguna vez horribles por una situación de racismo puedan ver la frase y sentir un poco de justicia”, dice Rebe, que en una de sus fotos con la camiseta porta también un cartel que reza: “No quiero ser objetivo policial por mi identidad de género y mi color”.
Entendiendo la interseccionalidad como el enfoque a partir del cual el machismo, el racismo, la homofobia o la transfobia y también el clasismo o el abuso de poder económico y la aporofobia pueden interactuar; el feminismo negro es un movimiento clave de esta encrucijada. Por eso, Rebe apunta al privilegio blanco, que puede rehuir de proteger a las prostitutas o a los trabajadores de calle para criminalizarlas.
El feminismo negro tiene como origen la respuesta de mujeres negras a las sufragistas que quisieron dejar de lado a las mujeres negras a finales del siglo XIX, pero gana fuerza durante los 60 de la mano de las Panteras Negras estadounidenses. Angela Davies y Elaine Brown son algunas de sus precursoras.
En Brasil, el feminismo negro ha ganado también mucha fuerza en los últimos años y, en muchas ocasiones, señala que problemáticas propias de las mujeres blancas como acceder a iguales salarios o a cargos de poder están lejos de objetivos mucho más básicos como simplemente tener trabajo.