La generación Z también se ha desmotivado con el trabajo: estas son las razones

El teletrabajo obligatorio parece ser la principal fuente de insatisfacciones

Después de toda una vida trabajando es perfectamente comprensible que lxs profesionales sénior estén hartos. Son muchas décadas. Muchos días laborables. Muchos proyectos. Muchas reuniones. Incluso personas que trabajan en lo que aman terminan necesitando descansar. Pero es menos comprensible que esto mismo ocurra cuando apenas llevas unos años de carrera. Y, sin embargo, es precisamente lo que está pasando en la actualidad: según cuentan desde Business Insider, basándose en los datos de las encuestas de Gallup, de 2019 a 2022 “la proporción de personas menores de 35 años que declararon estar comprometidos con sus trabajos cayó del 37% al 33%”. El nivel más bajo en una década.

Y no solo eso: la proporción de personas menores de 35 años que afirman estar muy desencantadas con sus trabajos ha aumentado un 5%. Es tal la debacle de la satisfacción laboral de lxs jóvenes que en este momento se sitúa a la par de la de los séniores. Pero con varias décadas aún por delante. Un absoluto desastre. La pregunta clave aquí es, lógicamente, qué factores se esconden detrás de este fenómeno. Porque lo fácil y ventajista sería acusar a la juventud de no tener espíritu trabajador, de carecer de ambición o de no motivarse con nada más que con redes sociales. No obstante, la realidad es muy diferente: desde el citado medio apuntan hacia las empresas como posibles responsables.

Principales problemas

El primer problema, dicen, es el hecho de que “solo el 24% de los que tienen 20 años quieren trabajar desde casa a tiempo completo”. Y estamos en una época en la que muchas empresas están adoptando dicha política. ¿Trabajo híbrido? Sí. ¿Full teletrabajo? No tanto.

Después de todo, lxs jóvenes suelen encontrar en el entorno laboral muy buenas relaciones personales y, además, una orientación y un apoyo bastante más frecuente. En casa, por el contrario, están solxs. Día tras día. Semana tras semana. Además, e incluso estando en la oficina, es muy común en estos tiempos comunicarse mediante herramientas digitales. Se está perdiendo la conexión humana laboral. Y eso hace infeliz.

En tercer lugar y derivado de esta misma política de teletrabajo o de una presencialidad menos presencial a causa de la hiperconexión a la red está el desconocimiento de las normas y de las realidades de la compañía. Como explica la experta Caitlin Duffy, “no conocer las normas del lugar de trabajo, en cuanto a conducta o realización de tareas, puede aumentar la ansiedad”. La flexibilidad mola, pero eres un ser social con todo lo que ello significa: estás más satisfechx junto a otrxs seres humanxs. Por último, y ajeno a las empresas, está el trastorno de estrés pospandémico. Muchos centennials vieron frenadas sus carreras nada más empezar. Necesitan un tiempo de recuperación.