Así se relaciona la generación Z con el dinero: mucho más ahorradores que sus padres

No porque lo hayan decidido. La necesidad les ha obligado a ello

La generación zeta está viviendo algo muy parecido a lo que vivió la generación milenial en su día: sus posibilidades económicas y su nivel de vida se encuentran por debajo del que tuvieron sus padres. Es una cosa extraña. Y muy amarga. Como apuntan desde Business Insider, medio que ha entrevistado a varios centennials para aprender acerca de cómo gestionan su dinero, “el 85% de esta generación cobra por debajo del salario mínimo, con lo que su riqueza es inferior a la de hace 20 años”. A esto hay que sumarle unos alquileres cada vez más enfermizos a los que resulta imposible acceder incluso con un sueldo decente. Sin embargo, esto parece estar empoderándoles financieramente.

Porque la generación Z cree que se relaciona mejor con el dinero que sus padres. Y no porque hayan recibido una educación financiera genial por parte de sus padres o por parte del sistema, sino por una cuestión de necesidad. Javier Brenes, un joven de 24 años, recuerda algo crucial: “Nuestros padres se iban de casa súper jóvenes. Si eso ahora no ocurre no es porque la gente no quiera, sino porque estamos en una situación donde hay muchísimo paro, el coste de la vida sube y no los salarios. No se pueden tener hijos aunque quieras, no te puedes ir de casa cuando quieras... Estamos mucho más restringidos a un determinado nivel económico”. Saber gastar y saber ahorrar es imprescindible.

Sabemos lo mucho que vale cada euro

De hecho, y como apunta el director del Instituto de Bolsas y Mercados Españoles (BME), Enrique Castellanos, en este mismo medio, lo que faltaba era la consciencia de la necesidad de ahorro. Simplemente porque no parecía ser necesario. Ahora sí. Ahora hay ahí fuera toda una generación que está obligada a ahorrar con cabeza, a invertir sabiamente el poco dinero que tiene y a no malgastarlo en tonterías. El contexto, uno duro, uno que no promete una vida fácil, ha hecho que cientos de miles de jóvenes de este rango de edad hayan tenido que desarrollar una mentalidad financiera muy saludable. Saben lo mucho que vale cada euro que consiguen. Entienden su importancia.

”Me he ido diferenciando de mis padres en la gestión del dinero porque ellos no sintieron esa necesidad ni tenían a nadie con cultura financiera que se lo transmitiera”, añade el propio Brenes. Además, lo tenían infinitamente más fácil a la hora de acceder a préstamos y otros formatos de crédito. Algo que en muchos casos llevó a endeudamientos irresponsables. Esta no es la situación de los zetas. Para ellos obtener un préstamo es una utopía de momento. Es un escenario triste. Pero garantiza que la gran mayoría de jóvenes de hoy, los que tirarán del mundo pronto, harán un uso mucho más sabio del dinero. Los entornos duros paren personas valiosas.