4 formas de dejar de odiar tu cuerpo y ser más amable contigo mismo

Toca dejar de ver nuestro cuerpo a través del pensamiento negativo y destructivo y empezar a dialogar contigo mismo con amor

Mírate al espejo. ¿Qué ves? Pocas personas se ven perfectas cuando ven su reflejo, todos nos encontramos algún que otro fallo. Eso no importa, es natural, somos imperfectos y estamos constantemente expuestos a cánones de belleza sin sentido. Al final, es lógico que interioricemos estas ideas y que creamos que nuestras características más naturales son errores e imperfecciones.

Pero lo importante es saber ver más allá. Querer nuestro cuerpo a pesar de este constante recordatorio de que no encajamos a la perfección en el concepto de belleza ideal. Pero no siempre es fácil. Solemos ser nuestros peores críticos, juzgándonos, poniéndonos en el lado negativo e insultándonos en nuestra propia intimidad. Para remediarlo, el portal digital Psychology Today da 4 recomendaciones para entrenarnos en el arte de ser amables con nosotros mismos.

Resultado de imagen de i am ugly gif

1. “Soy feísimo”

Nunca pienses esto. Según recomienda Renee Engeln, la psicóloga a cargo del artículo, tienes que redirigir esos sentimientos hacia un terreno más positivo. “No me gusta cómo me veo hoy, y está bien. Todos nos sentimos así alguna vez. Tu apariencia no determina tu valor como humano”.

Todos deberíamos ser capaces de asumir que en algún momento nos veremos con negatividad, pero que somos mucho más que nuestra apariencia. “Es muy humano vernos como si fuéramos un compendio de características feas. Lo malo es recordárnoslo constantemente, pensar que siempre somos así y creer que nuestro valor está determinado por esta sensación”.  

Resultado de imagen de i am ugly gif

2. “Odio mi cuerpo”

Quizá tu cara te gusta, pero tu cuerpo no se adapta el ideal supremo de la cultura del gym. Eso no es excusa para decirte algo tan cruel como que odias tu cuerpo. Odiar es una palabra mayor, es un sentimiento muy grave. Tu cuerpo eres tú, es lo que tendrás durante toda tu vida. ¿De verdad no merece más respeto?

La psicóloga recomienda tratar y ver el cuerpo con compasión. “Háblale a tu cuerpo como si fuera el de alguien a quien quieres”. ¿Le dirías a tu mejor amigo “mira este michelín”, “qué poco culo” o “qué asco dan tus estrías? No, nunca. Háblate a ti mismo como si fueras a tu mejor amigo. Y nunca te digas nada que no te vieras capaz de decir a los que más quieres.

Imagen relacionada

3. “Esta parte de mi cuerpo es feísima”

“Nunca pienses en tu cuerpo por su aspecto sino por sus funciones”, recomienda Engeln, “tu cuerpo te ayuda a crear, dar y compartir. Tu cuerpo es imperfecto, sí. Pero piensa en lo agradecido que debes estarle porque te permite conectarte con el mundo, dar abrazos, besar, correr, viajar”.

Para la audiencia occidental puede sonar cursi, pero esta idea la comparten muchas filosofías orientales: el cuerpo humano te permite hacer todas las cosas que te llenan en la vida, es tu templo del bienestar, placer y felicidad. Por eso, en lugar de tratarlo con odio, míralo desde esta otra perspectiva, la del agradecimiento. Dale las gracias cada día y promete cuidarlo.

4. “Todos son más guapos que yo”

Más allá de ser una falacia la belleza es un constructo social, no es objetiva, y tú puedes ser guapo para unos y no para otros, es un planteamiento poco sano. “La naturaleza humana nos impulsa a compararnos con otras personas. Y siempre perderás, porque alguien siempre te parecerá más atractivo de lo que eres”.

Resultado de imagen de hate myself gif

El consejo que da la psicóloga para eliminar estos pensamientos: “Controla tus pensamientos y redirígelos a algo que importe más que cómo te ves. Piensa en una meta que realmente te importa. Piensa en una cualidad positiva que no tenga nada que ver con tu apariencia. Piensa en alguien a quien quieres y cómo mejorar vuestra relación”. Así, desviarás tus pensamientos negativos de contraposición con los demás hacia un pensamiento positivo de ti con el mundo, es decir, de ti mejorando tu entorno y el de los demás.