La Organización de Naciones Unidas (ONU) no estaba convencida de que lo que está haciendo Israel en Gaza desde el 7 de octubre de 2023 fuera una masacre de exterminio. Ni las noticias internacionales ni las cifras de fallecidos les servía, parece, para llamar a las cosas por su nombre. Se resistía a la obviedad. Así que decidió solicitar una investigación a la Comisión Independiente e Internacional para la Investigación en los Territorios Palestinos Ocupados, liderada por la exjueza de la Corte Penal Internacional Navi Pillay, y el resultado ha sido el que ha sido porque la realidad es innegable: el informe confirma que Israel está cometiendo crímenes de exterminio.
Porque los datos son terribles. Para que te hagas una idea, entre el inicio de la ofensiva el 7 de octubre de 2023 y finales de febrero de este mismo año, Israel había atacado a 403 de las 564 escuelas que había en Gaza. Y digo había porque 85 de ellas quedaron totalmente devastadas. Ya no existen. Ya son solo escombros. En total, la investigación de la ONU documenta ataques al 90% de las escuelas y universidades de la región, así como la destrucción de la mitad de lugares religiosos y culturales. Eran lugares de refugio para la población civil. Para la gente inocente de Gaza. Al menos 742 de ellas fueron asesinadas durante estos ataques. No tiene justificación.
No es una persecución precisa hacia Hamás, como defienden los gobernantes israelíes. Es, como dolorosamente refleja el informe de la ONU, “una campaña concertada para acabar con la vida en Gaza”. Por un lado, asesinando a personas arbitrariamente simplemente por estar ahí. Por otro lado, destruyendo sus instituciones sanitarias, educativas, sociales y religiosas para derrumbar su sociedad. Esto no solo afecta al presente de la región. De nuevo, según el informe, “daña a las generaciones presentes y a las venideras”. Es un plan sistemático para exterminar la presencia árabe en la zona y hacerse con ella. Llevan décadas así. No es la primera vez que pasa.
En palabras de la propia Pillay, “los ataques y la destrucción de lugares de patrimonio histórico, el limitado acceso a ellos en Cisjordania y los intentos de borrar su historia heterogénea erosionan los lazos históricos de los palestinos con la tierra y debilitan su identidad colectiva”. Algo obvio a poco que veas las noticias de vez en cuando. Lo sabes tú. Lo sabe el presidente de tu país. Y lo saben las instituciones internacionales. El informe es redundante. Aun así, es interesante ver qué hacen ahora los gobiernos cómplices de los diferentes países. Porque la comisión presentará el informe durante la próxima semana. ¿Seguirán negando lo obvio?