Depurar responsabilidades en una tragedia como la de la DANA resulta complicado. Sí, podemos hacer análisis preliminares, pero tienen más de emocionalidad que de racionalidad. Estas cosas llevan tiempo. Requieren contexto. Requieren un estudio sosegado de lo que se hizo, lo que no se hizo y lo que podría haberse hecho. Lo que está claro, al margen de los deberes políticos, es que el pueblo valenciano ha dado la cara. En mitad de la desgracia, en mitad del caos, se ha unido cuanto ha podido para salir adelante. De ahí el lema que ha protagonizado las redes estos últimos días: Solo el pueblo salva al pueblo. Un mensaje que unos cuantos han tergiversado para sacar rédito político.
Y obviamente hablamos de la derecha. Y especialmente de la extrema derecha. Una saca de populistas que han aprovechado la frustración, la indignación y el miedo de quienes han sufrido esta tragedia para intentar alcanzar sus objetivos políticos: destruir la confianza de la gente en el gobierno actual para llegar al poder algún día. Porque el lema les viene muy bien. Después de todo, no es ni mucho menos la primera vez que la ultraderecha se sube al carro de los discursos de los políticos no valen para nada y solo la gente como tú y yo podemos arreglar esto. A lo largo de la historia hay muchos ejemplos. Quieren hacerte ver que son diferentes. Que son parte de los tuyos. Que no son políticos al uso.
Una estrategia más de manipulación y desconfianza
“Pero obviamente es una estrategia de manipulación más. Generar odio. Generar desconfianza. Postularse como la verdadera solución. Aunque ello suponga politizar una desgracia que, al menos mientras tiene lugar, mientras el pueblo valenciano consigue reponerse de ello, debería ser una motivación para la unión política. Da igual quien gobierne. Da igual quien esté en la oposición. Da igual qué podría ser diferente. Ahora lo único que debería importar es la solidaridad. El desinterés partidista. El compromiso real con los pueblos afectados. Todo lo demás, esto que están haciendo los líderes de derecha, no es más que oportunismo. Un oportunismo sin honor. Sin valores. Sin perdón.
Y repetimos: cuando las cosas se calmen, cuando esas familias víctimas de la DANA puedan volver a sus vidas, quizás, tristemente, sin alguien que perdieron, llegará el momento de los análisis. Y sí, si se demuestra cualquier tipo de descoordinación punible, si se prueba que las cosas podrían haber sido mucho menos dramáticas, habrá que depurar responsabilidades. Sea quien sea. Sin excepción. Mientras tanto, que se dejen de maldades ambiciosas y egoístas y de decirle a la gente que están solos. Que no hay Estado detrás ayudándoles. Porque no es verdad y solo quieren convencerte de que pagar impuestos es inútil para dibujar el mundo que desean. Un mundo insolidario.”