Preguntas claves tras el alto al fuego entre Israel y Hamás

¿Qué ocurrirá ahora? ¿Llegará ayuda humanitaria a Gaza? ¿Terminará toda esta pesadilla definitivamente?

La población gazatí ha estado sufriendo sin descanso la violencia militar de Israel desde octubre del 2023. Los ataques a la población civil, a la infraestructura pública más delicada como los hospitales y a la infancia ha llevado a muchxs analistas y periodistxs a calificar esta supuesta guerra como un auténtico genocidio. Incluso la Corte Penal Internacional emitió en noviembre de este mismo año órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Sin embargo, la complicidad de muchos de los estados más poderosos del mundo ha hecho que el alto al fuego haya tardado en producirse más de un año después. Y ahora que ha llegado, hay muchas preguntas en el aire.

La primera de ellas, dice el especialista en estudios de Oriente Medio, Ian Parmeter, es precisamente esa: ¿por qué ha tardado tanto en llegar esta tregua cuando había tantísimas vidas en juego? Según él, muchxs ciudadanxs israelíes sospechan que Netanyahu podría haber retrasado el acuerdo simplemente para proteger su posición política. Otrxs van mucho más allá y creen que el primer ministro ha esperado hasta que Donald Trump volviese a la Casa Blanca para que pudiera atribuirse el mérito del alto al fuego y la liberación de los rehenes. De momento, Hamás ya ha liberado a varias jóvenes y el gobierno de Israel ha hecho lo propio con 90 presxs palestinxs, 9 de ellos menorxs.

¿Recibirán la ayuda humanitaria que tanto necesitan?

La segunda de ellas tiene que ver con la atención al maltratado pueblo palestino. ¿Recibirán la ayuda humanitaria que tanto necesitan en este momento? La respuesta es triste: probablemente no. Como explica el mismo Parmeter, el parlamento israelí aprobó meses atrás una ley por la que prohibía la entrada de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) a territorio controlado por Israel debido a que, según el mismo, 13 miembros de la organización habrían participado en la Operación Inundación de Al-Aqsa que dio lugar a la guerra. Y, casualidad, resulta que “ningún otro organismo está actualmente equipado para administrar ayuda dentro de la Franja”.

Entonces, ¿qué ocurrirá ahora? Al parecer, el plan de alto al fuego diseñado por Biden cuenta con una segunda y tercera fase que, en principio, incluiría el abandono de las fuerzas israelíes de Gaza, el abandono de Hamás del gobierno de Gaza, la reconstrucción de la región, la liberación de los rehenes restantes y, en última instancia, el fin definitivo del conflicto. Pero estas fases, escribe Parmeter, “todavía tienen que negociarse” y no parece que Israel vaya a ceder ni una pizca. Hamás ha quedado muy debilitado pero sigue existiendo, y el discurso político de la derecha israelí es que mientras esto sea así Israel no podrá sentirse a salvo. Y lo defienden con todas sus fuerzas.

Como ejemplo, el hecho de que varios de los integrantes del gobierno de Netanyahu, como su ministro de Seguridad Nacional Itamar Ben-Gvir o su ministro de Finanzas Bezalel Smotrich, se estén oponiendo públicamente al alto al fuego e incluso hayan amenazado con abandonar el gobierno si se produce. Así que eso deja una pregunta muy siniestra en el aire: ¿qué les puede ofrecer el primer ministro para que den su apoyo? “¿Un mayor alcance de los asentamientos o incluso la anexión de Cisjordania?”. La política a veces es perversa, sobre todo cuando juega con la vida de las personas. En cualquier caso, ojalá el alto al fuego no haga que el mundo olvide lo que ha pasado.