Toda Europa estaba con el corazón en un puño esperando los resultados de las elecciones generales alemanas del pasado domingo. Primero, porque se trata de la primera economía del continente y su devenir influye decisivamente en el del resto de países. Segundo, porque el apoyo de Donald Trump y, sobre todo, del hombre más rico del planeta, Elon Musk, al partido ultraderechista Alternativa para Alemania, hacían temer un regreso del conservadurismo extremo al país con peor historial en ese sentido. El país del nazismo. El país de Hitler. El país del Holocausto. Y sí, Alternativa por Alemania ha logrado unos resultados históricos que dan mucho en lo que pensar.
En concreto, y para que te hagas una idea, las elecciones las ha ganado el partido conservador CDU con un 28,52% de los votos, seguido por la propia Alternativa por Alemania con un 20,80% de los votos. Esto supone dos cosas. Por un lado, que las dos fuerzas mayoritarias en el país más potente de Europa son conservadores en menor o mayor medida. Por otro lado, que Alternativa por Alemania ha subido un 10,4% desde las últimas elecciones de 2021. No les ha dado para ganar como esperaban Musk y compañía, pero las cifras asustan y demuestran que Europa está inmersa en una ola de extrema derecha que amenaza con destrozar el estado del bienestar de sus países.
Al menos habrá cordón sanitario a la extrema derecha
Lógicamente, y ávida de poder, Alice Weidel, líder del partido ultra alemán, ha declarado estar dispuesta a pactar con el CDU para formar un gobierno reaccionario. Por suerte, y a esto debemos aferrarnos, tal como ocurrió en Francia con la ultraderechista Marine Le Pen, el resto de las fuerzas políticas alemanas tiene claro que no quieren aliarse con Alternativa por Alemania. Incluida la propia CDU. En palabras de su líder, Friedrich Merz, “quieren todo lo contrario de lo que queremos nosotros y, por tanto, no es posible gobernar con ellos”. ¿Serán fieles a ese discurso ahora que dependen de ellos para gobernar o se plegarán a los caprichos de una ultraderecha peligrosa?
La alternativa del CDU para gobernar son los socialdemócratas, que han quedado relegados a la tercera posición con un histórico 16,5% en el mal sentido. Nunca habían tenido tan poco apoyo. “Es un resultado amargo y una derrota electoral”, ha dicho su líder, Olaf Scholz, nada más saberse el escrutinio parcial. Seamos honestxs: no han sido unas elecciones felices para la izquierda, pero hay que quedarse con el cordón y con el hecho de que Berlín, epicentro de Alemania, lugar de progresismo y juventud, ha votado claramente a los partidos de izquierdas. Ahí está la esperanza para un país, para una Unión Europea y para un mundo más tolerante y solidario. Ojalá.