Tres temas que es mejor no tocar cuando estás empezando una relación

La transparencia es muy loable, pero hay que administrarla inteligentemente

Tus intenciones son buenas: llevas muchísimo tiempo oyendo hablar y leyendo artículos de psicología sobre la importancia de mantener una comunicación sincera con la pareja y en esta nueva relación que has comenzado recientemente quieres ponerlo en práctica. Sin tapujos. Sin secretos. Estás dispuestx a revelar todo tu ser. Y probablemente sea un error. En palabras de la experta Jourdan Travers, “saltar demasiado rápido a ciertos temas delicados puede generar malentendidos, juicios erróneos o incluso temores injustificados”. De hecho, existe un estudio científico que descubrió al menos tres temas que deberías dejar para más adelante. Aún no estáis en el punto idóneo para tratarlos.

Uno de ellos son las experiencias sexuales previas. Como escribe Travers, “conservar sobre lo que te gusta en el dormitorio es una excelente manera de generar intimidad con una nueva pareja, pero aquí está la advertencia: mantenlo entre vosotrxs dos”. En el futuro, una vez os sintáis más segurxs, una vez el vínculo afectivo sea mucho más sólido, podréis hablar de polvos pasados sin poneros en peligro. Pero ahora, al inicio de la relación, supone una mina en toda regla. Y los resultados de aquel estudio así lo demuestran: muchas personas afirmaron preferir no escuchar detalles del comportamiento sexual pasado de su pareja. Sí, habla de sexo sin miedo, pero del que tenéis juntos.

Cuidado con el tema infidelidades

Otro de los temas que deberían ser tabú hasta un episodio más avanzado de la relación es el historial de infidelidades. Incluso aunque tengas buena intención, y quieras mostrar franqueza y confianza, la revelación de infidelidades pasadas suele crear una sombra de duda en la otra persona. Y, créelo, la mayoría de gente prefiere no saberlo: “Una notable mayoría de los encuestados en aquel estudio expresó su preferencia de permanecer desinformados sobre traiciones pasadas, lo que probablemente se deriva de amenazas percibidas a la propia autoestima y a la estabilidad de la relación misma”. No es el momento. Solo vas a sumirle en un mar de recelos y a bajarle de la nube.

Por último, está el tema de los prejuicios. En los tiempos modernos de Tinder y Bumble, la mayoría de personas trata de ir al cuello desde una primera cita y dejar clara su opinión acerca de ciertos asuntos que considera relevantes: la corrección política, el feminismo, la economía... Es una especie de test rápido. Tratan de ver si las creencias de la otra persona encajan con las suyas en el menor tiempo posible. Pero según Travers, el tratamiento de estos temas debería surgir de manera natural, que es cuando nos permitimos ser honestos de verdad, pues “ambas partes tienen así la oportunidad de abordarlos con comprensión y empatía”. No intentes pillar atajos. Disfruta del proceso.