Algunas personas persiguen con profunda ilusión una relación romántica. Quizás con obsesión enfermiza. Quizás de una manera relajada y saludable. La cuestión es que quieren encontrar pareja. Lo desean. Lo esperan. Otras, sin embargo, a las que la doctora en psicología y autora de ensayos como Singled Out Bella DePaulo llama solteras de corazón, tienen claro que tener una pareja romántica no resulta determinante para su felicidad. Están bien así. Les basta con sus relaciones familiares, sus relaciones de amistad y algún que otro escarceo eróticosexual de vez en cuando. Hasta ahí todo normal. Lo curioso es, dice DePaulo, el diferente motivo de este pasotismo romántico entre hombres y mujeres.
Más concretamente, y basándose en datos extraídos de una encuesta nacional llevada a cabo en Estados Unidos entre los años 2020 y 2021, la doctora afirma que las mujeres con experiencia previa en relaciones románticas son más propensas a convertirse en solteras de corazón y a decir que tener una pareja seria no es algo relevante en sus vidas que los hombres con experiencia previa. O dicho de otro modo: las mujeres salen más habitualmente apagadas de sus relaciones hasta el punto de restarles importancia o incluso llegar a renegar de ellas. Esto es especialmente cierto conforme aumentan los años de relación y el grado de compromiso del vínculo. Algo que no ocurre con los hombres.
¿A qué se debe esto?
De hecho, a ellos les ocurre exactamente lo contrario: son los hombres sin demasiada experiencia romántica los que afirman estar cómodos y satisfechos sin una pareja seria, mientras que los hombres con un mayor historial romántico anhelan más amor en sus vidas. En palabras de la propia DePaulo, “los hombres heterosexuales con experiencia en relaciones románticas suelen querer más”. Por supuesto, esto son promedios y no significa que tú, por el mero hecho de contar con unos cromosomas determinados en tu organismo, vayas a desear la soltería o el junte romántico. Sin embargo, las diferencias de resultados son lo suficientemente notorias como para tenerlas en cuenta.
¿Pero por qué pasa esto? Una teoría habla de la repartición de esfuerzos. Durante la pandemia, por ejemplo, “las mujeres hicieron una parte aún más desproporcionada del trabajo en casa que antes”, y eso que la brecha en las tareas del hogar ya era ancha. Una dedicación más dura a la relación que, a largo plazo y una vez escapado de ella, muchas mujeres preferirían no tener que volver a repetir. Para los hombres, por su parte, las relaciones románticas tal como están configuradas todavía hoy, más o menos desiguales pero siempre desiguales, les resultan más interesantes y provechosas. No es casualidad que el 70% de los divorcios sea iniciado por ellas. No suele compensarles.