Para esa persona con la que estás saliendo desde hace bien poquito eres algo así como una mascota. Al principio, para engancharte y lograr que estés totalmente entregadx, invierte mucho cariño en ti. No obstante, y conforme pasan las semanas, comienza a reducir esas inversiones estratégicamente hasta llegar a un punto en el que le basta con dedicarte muy poquito esfuerzo para mantener tu interés a tope. Es lo que lxs expertxs en relaciones conocen como penny dating y, como bien sabes, es un comportamiento de mierda que amenaza con volverte locx, joder tu autoestima a niveles insospechados y sumirte en la angustia. Lo sabes porque desgraciadamente estás experimentando sus efectos.
El penny dating, cuenta el autor Bruce Y. Lee en una publicación para la revista especializada Psychology Today, se estructura en cinco pasos diferentes, el primero de los cuales es la etapa inicial de cortejo en la que “la persona invierte mucho dinero, tiempo, esfuerzo y recursos para atraer tu interés”. Parece que le va la vida en ello. Insiste en pagar la cuenta del restaurante. Te envía mensajes a todas horas. Y se pega una buena caminata para acompañarte a casa. A continuación, y una vez has picado el anzuelo, llega la etapa de disminución de la inversión: no es muy brusca, sino que pasa de un 100% a un 90% aproximadamente, pero es suficiente para que empieces a dudar de ti mismx.
Cuando su interés disminuye
El tercer paso es todavía más maquiavélico. Por lo general, y ante esa reducción del interés por su parte, lo más normal es que la confusión se resuelva con una pizca de dignidad y tú también tomes algo de distancia. Es entonces cuando la otra persona aumenta la inversión de nuevo. En palabras de Lee, “solo un poco, hasta alrededor del 95%, para que sientas un aumento, pero sigue siendo inferior al 100% inicial”. Te hace sentir que vuelve a ser como antes, pero es una trampa. Lo peor es que esa trampa se convierte en la dinámica principal. Es el cuarto paso del penny dating: irá reduciendo la inversión y aumentándola menos de lo que la reduce para no tener que esforzarse tanto.
Por último, llega la etapa en la que “la otra persona invierte solo unos pocos puntos porcentuales de dinero, tiempo, esfuerzo y otros recursos, el equivalente a unos centavos”, en ti. Al principio de la relación no te habrías conformado con ello, pero te ha manipulado y condicionado de tal manera que sientes que su interés es real. Sin embargo, en el fondo de tu corazón conoces la verdad. ¿Solución? No hay negociación posible con alguien capaz de jugar así con tus sentimientos. Como dice Lee, “probablemente sea hora de un cambio, porque, ¿quién quiere perder el tiempo lidiando con algo tan tonto?”. No estás para migajas. Te mereces muchísimo más que eso.