Hubo una época en la que eráis inseparables. Vuestra amistad estaba por encima de casi cualquier otra cosa e imaginábais que siempre, pese a la vida y sus circunstancias, seguiríais estando ahí para apoyaros, compartir experiencias y crecer juntxs. Que vuestro vínculo era especial y nada podría deteriorarlo. Pero la realidad ha ido desmitificando aquellas fantasías. Hoy, y casi sin saber cómo, esa persona a la que estuviste tan unidx una vez te resta más de lo que te aporta. Y no es un calentón. No es un sentimiento fruto de una mala racha. Es un hecho que tras mucha reflexión ya no puedes negar: preferirías terminar esa amistad que continuar adelante con ella. ¿Pero cómo hacerlo?
Esa es precisamente la pregunta que el sociólogo griego Manelaos Apostolou plantea en su investigación más reciente, publicada en la revista especializada Personality and Individual Differences. Una exploración que concluye con la hipótesis de que existen dos grandes mecanismos de ruptura de amistad, de cada uno de los cuales pueden extrarse diferentes estrategias.
Estos dos mecanismos son el gradual, que deja la puerta abierta a una posible reconciliación en el futuro, y la inmediata y total, que consiste en “quemar todos los puentes con esa persona”, como señalan desde El Confidencial, medio que difunde el estudio de Apostolou en nuestro país. Todo depende de lo hartx que estés.
Estrategias más y menos sanas
Dentro de las estrategias basadas en la gradualidad tienes la clásica estrategia de pasar cada vez menos tiempo con esa persona. Como explica el propio Apostolou, se trata de “evitar salir con ella, dejar de contar con ella en tus planes futuros, reunirte con menos frecuencia o decir que no estás disponible”. También puedes hacer esto pero con menos intensidad, volviéndote más fríx paulatinamente, respondiendo con un tono más formal o contactando solo en ocasiones especiales. O utilizar la estrategia de las excusas. Y por supuesto puedes tirar por la vía rápida, y probablemente más cobarde, de hacerle un ghosting. La alternativa está ahí. Pero no es muy responsable emocionalmente.
Además, también tienes la opción de ser incendiarix y destrozar la relación. Basta con que comiences a reprochar, a criticar y a juzgar más de la cuenta para que vaya conformándose un ambiente hostil que termine por distanciaros. Es una forma de enviar el mensaje. No obstante, hay una manera de enviar ese mensaje mucho más madura. Es la estrategia más inmediata y total, pero la más humana: consiste, sorpresa, en tener una conversación honesta y directa. En las relaciones románticas se da por hecho. En las relaciones amistosas no. Pero la empatía y la franqueza deberían ser ingredientes presentes en todas tus relaciones. Incluso en sus últimos coletazos.