4 reglas no escritas que usan las parejas abiertas y que funcionan

Este tipo de relación ha crecido mucho durante las últimas décadas

La mayoría de las personas experimentan relaciones románticas monógamas. Sin embargo, el número de personas que llevan una relación no monógama consensuada ha crecido en las últimas décadas. En Estados Unidos, por ejemplo, y según indica en Psychology Today la profesora de psicología Nicole K. McNichols, ya representan aproximadamente el 4% de la población. Algunas viven relaciones poliamorosas, otras polisexuales, otras polijerárquicas en las que se tiene una pareja principal y otras secundarias, otras basadas en el swinging... Existen muchas alternativas diferentes más allá de los confines de la monogamia. El problema es que sigue habiendo mucho mito alrededor de ellas.

Uno de los más habituales, cuenta la propia McNichols, es ese que dice que la no monogamia consensuada es solo una excusa para ser infiel y hacer lo que se quiere. “A diferencia del engaño, la no monogamia consensuada se basa en límites claros” que las parejas acuerdan desde su libre voluntad. Está lejísimos de ser lo mismo que una infidelidad traicionera y deshonesta. Al mismo nivel en falsedad está aquel otro que dice que las personas que se embarcan en este tipo de relaciones tienen necesariamente estilos de apego evitativos. “Aunque es más probable que encuentren atractiva la idea, no es raro que las personas en relaciones no monógamas demuestren otros estilos de apego”.

¿Y qué hay de los celos?

Es otra de las frases recurrentes acerca de este tipo de relaciones: los celos están por todas partes. No obstante, dice esta experta, “en las relaciones sanas, consensuadas y no monógamas se discuten estrategias para prevenir y lidiar con los celos antes de que surjan problemas”, además de que no hay que olvidar que los celos también están presentes y mucho en las relaciones monógamas. Es algo que tiene más que ver con la personalidad y claridad comunicativa de lxs implicadxs. Por otro lado, es bastante menos probable que las personas con predisposición a sentir celos se metan en relaciones no monógamas. Lo ven como un sufrimiento enorme de partida.

Por último, está el mito de que las personas en relaciones monógamas son más felices y están más satisfechas que las personas que se hallan en relaciones no monógamas. Porque sí: es un mito. Según McNichols, “las personas que se identifican como consensualmente no monógamas informan niveles ligeramente más altos de felicidad general”. Especialmente aquellas que se encuentran en relaciones swingers, quizás debido a que comparten las experiencias sexuales con terceras personas en lugar de ir cada uno por su lado como ocurre en las relaciones abiertas, lo que disminuye considerablemente el conflicto. Hay menos comidas de ollas. Hay más sensación de equipo.