El alcalde de Oviedo pide minutos de silencio para los hombres en un acto contra la violencia machista

No entiende la diferencia entre la violencia contra la mujer y el resto. No entiende el contexto estructural. O simplemente le da igual

El pasado viernes tuvo lugar en la localidad asturiana de Sama de Langreo uno de esos sucesos a los que tan desgraciadamente nos hemos ido acostumbrando: una mujer de 40 años con tres hijos menores fue asesinada por su pareja a cuchilladas. Otra salvajada más. Otro ejemplo de que la batalla por la igualdad está lejos de concluir. Otra tragedia más que quedará registrada en los datos oficiales para demostrar a quienes son negacionistas del machismo que la cosa está ahí por mucho que quieran tergiversarla. En el ayuntamiento de Oviedo se realizó el sábado un minuto de silencio. Y el alcalde, Alfredo Canteli, del PP, aprovechó para reivindicar la violencia contra el hombre.

Sí, lo has leído perfectamente. No es ninguna coña. Como recoge eldiario.es, “ha admitido que en estas ocasiones hay que hacer un minuto de silencio, pero también cuando fallece un hombre”. O dicho de otra manera: ha aprovechado un suceso tan lamentable como este para soltar su propaganda antifeminista y quedarse tan pancho. Porque, al margen de cuestiones ideológicas, de las que hablaremos luego, la pregunta clave es inevitable: ¿qué necesidad hay de hacer algo así? ¿Qué tan poca empatía hay que tener para que en una circunstancia de este tipo, en la que cualquier persona anda pensando en la injusticia que ha sufrido esa mujer, andes pensando en cuestiones políticas?

2024 cerró el año con 94 feminicidios

Unas cuestiones políticas que además son muy desacertadas. Por supuesto, todos los asesinatos son condenables y si un hombre mata a otro hombre dentro de una relación o una mujer mata a un hombre dentro de una relación, debe pagar por ello de principio a fin. Para eso está la ley, las penas y las prisiones. El minuto de silencio y las protestas que tuvieron lugar frente al ayuntamiento no eran solo por el asesinato. Eran porque ese asesinato responde a una cultura retrógrada que entiende que las mujeres son posesiones. Porque ese asesinato se enmarca dentro de una dinámica histórica dramática que no se reconduce por sí sola. Hace falta que la gente grite muy fuerte.

Entre otras cosas, contra los 94 feminicidios que tuvieron lugar en España durante el pasado 2024. Exacto: 94 mujeres que fueron matadas por hombres que supuestamente debían amarlas y cuidarlas, pero que por alguna razón caprichosa, y entendiendo que eran suyas, que sus vidas eran suyas, se las arrebataron. Esta nueva víctima, Karilena, “es la primera víctima de violencia machista en España en lo que va de año”, pero sabemos que tendremos que lamentar muchas más. Es una mierda que genera mucha impotencia. El movimiento feminista avanza a pasos pequeños. Como para que venga un alcalde a lloriquear sobre que él también quiere su minutito de silencio.

En cierto sentido, y como opinión individual, me resulta extremadamente paradójica la filosofía machista. Por un lado, defienden un ideal de hombre muy macho y muy bravo, con mucha capacidad para soportar estoicamente la adversidad, alejado de la supuesta gran sensibilidad emocional de las mujeres. Por otro lado, se retuercen de manera lastimera y se quejan con voz infantil de que ellos también quieren que vean cuánto sufren. No soportan no ser los protagonistas. Lloriquean. No se plantan ante el hombre violento. Se plantan ante un minuto de silencio en recuerdo a una víctima. Es alucinante. Una incoherencia digna de estudio. Que la historia les juzgue.