Razones por las que ser competitivo no siempre es bueno en el trabajo

Competir entre compañerxs puede ser bueno, pero con los límites muy claros y sin pasarse

Luchar por ser el mejor, compararte con tu compañerx de trabajo, echar horas extra para que no destaque más que tú... La competitividad en un ambiente de trabajo puede ser un estímulo o una verdadera pesadilla. ¿Hasta qué punto ayuda el ambiente competitivo en el trabajo? ¿Cuándo llega a ser tóxico?

Un artículo reciente del digital La Mente es Maravillosa analiza ventajas e inconvenientes de estas culturas laborales. Citando a Michael E.Porter en su libro ‘Estrategia competitiva’, señala que competir es un imperativo y una estrategia que puede marcar la diferencia, un mecanismo común aunque no siempre trae los beneficios esperados.

Según un estudio de la Universidad de Beijing, la personalidad del trabajador es la que determina si este ambiente laboral competitivo supone un estímulo o bien un desaliento.

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Cuando ser competitivo deja de ser sano

Los conflictos en un lugar de trabajo pueden llegar a traducirse en bajas por enfermedad, y es en este extremo en el que la competitividad ya pierde todo el sentido, tanto a nivel de productividad como de la más básica ética. En Instituto Nacional de Salud Ocupacional de Oslo publicó en 2022 un estudio en este sentido.

Cuando el ambiente competitivo es excesivo, además, la reacción del trabajador puede ser la opuesta: asentarse en el conformismo y dejar de lado el esfuerzo para no abrazar al estrés. El desafío, a veces, puede convertirse en amenaza si fomentamos demasiado la competitividad.

El estrés puede llegar a ser crónico y disfuncional, echando por tierra todo el sentido de la competitividad. Y se mezcla con un exceso de amenazas en el entorno laboral, con no ver reconocidas nuestras valías, y estos problemas acaban llevándose a casa en ocasiones mezclados con una percepción permanente de que en algún momento se perderá el empleo por no ser suficientemente competitivo.

Crear un buen ambiente

Un ambiente laboral competitivo sano pasa por valorar a los empleados, recompensar sus esfuerzos, ofrecer estrategias para manejar el estrés, no infravalorar a quien no muestra una mayor competitividad, combinar cooperación y competitividad, ofrecer caminos para progresar, informar de políticas y cultura competitiva a lxs trabajadorxs y fomentar una cultura de grupo más allá de esa competitividad.

Cuando el clima laboral es muy estresante y demandante, no todo el mundo está cómodo, no hay mecanismos de trabajo claros , se percibe al trabajador como una pieza sin valor, los trabajadores se perciben como rivales o solo se compite por mantener el puesto de trabajo, claramente no estamos ante una competitividad sana.

Si el logro de objetivos pasa por encima de la salud mental, directamente nos estaremos pegando un tiro en el pie.