La técnica del trabajador perezoso que practica Bill Gates

Matarte a currar sin criterio es contraproducente. Aprende a ser un poquito más vago

Tu día a día en el trabajo está repleto tanto de acciones claves como de acciones banales. Algunas de estas últimas, pese a su aparente nadería, son imprescindibles para sacar el curro adelante. Otras, sin embargo, podría ahorrártelas perfectamente para trabajar menos, centrarte en lo importante y ser más valiosx para la empresa. De hecho, y aunque suene raro, esta especie de vagueza es muy practicada por lxs empresarixs de todo el mundo, con el famoso Bill Gates a la cabeza. La llaman la técnica del trabajador perezoso y encuentra sus orígenes en los estudios sobre eficiencia del matrimonio del siglo XIX Frank Bunker Gilbreth y Lillian Moller Gilbreth. ¿Pero en qué consiste exactamente?

”Un trabajador perezoso elimina los movimientos innecesarios y reduce así todo aquello que dé fatiga, sin desperdiciar en absoluto su fuerza” y su energía, explican en Vitónica. Su comportamiento se fundamenta en varias actitudes claves, la primera de las cuales es hacer menos siempre que sea posible, pues todo aquello que puedes posponer no resulta prioritario. Por el contrario, las tareas que no puedes no hacer, las que te sientes impelidx a completar pese a tu deseo de hacer menos, son aquellas indispensables y verdaderamente relevantes. Además, el hecho de querer hacer menos puede llevarte a delegar en tus compañerxs cuando sea oportuno. Juntxs hacéis un mejor trabajo.

Tómate descansos

La segunda actitud del trabajador perezoso es descansar cuando la mente lo solicite. En palabras de lxs expertxs de este medio, “si sentimos que la pereza se acerca, puede ser una señal de que es necesario tomarse un recreo o una siesta de unos 20 minutos para despejar la mente y recargar energías”. Al fin y al cabo, y como bien señalan, mantenerte ocupadx no es sinónimo de productividad. Hay veces en que estás ahí frente al ordenador pero no haciendo nada realmente valioso. Es un estar ocupadx tontamente. Para. Cómete una manzana. Medita. Cierra los ojos un ratito. Escucha a tu cerebro. Vuelve cuando estés un poquito más frescx y motivadx. Haz que currar merezca la pena.

Y celébrate cada pequeño progreso. En un panorama laboral que fomenta la autohiperexigencia máxima, el trabajar sin parar ni criterio, dar pasitos hacia adelante no suele ser motivo de alegría. No obstante, Bill Gates y demás súperempresarios lo hacen constantemente como parte de la técnica del trabajador perezoso. ¿Has avanzado una pizca en una tarea muy trascendente? Date la enhorabuena, pues “disfrutar de esas pequeñas victorias ayuda a reducir esa voz que nos dice que el trabajo es demasiado difícil o agotador”. No te hace falta ascender o ser la máquina máxima de la oficina para estar satisfechx. No te hace falta matarte a currar para aportar calidad.