Cómo convertir tu entorno de trabajo en tu santuario

Puedes proveerlo de espiritualidad con dos estrategias muy sencillas

Algunas empresas son maquinarias generadoras de ansiedad. Sus políticas laborales impiden que sus trabajadorxs estén tranquilxs, sientan seguridad y alcancen la satisfacción. Son malas empresas. Y a la mayoría nos ha tocado sufrirlas alguna que otra vez. En estos casos tan solo queda tratar de progresar profesionalmente y aspirar a algo mejor. Pero si ya estás en una buena empresa, si ya trabajas en un buen entorno, tienes la posibilidad de pasar al siguiente nivel: transformar tu pequeño espacio en la oficina en un santuario para experimentar serenidad y espiritualidad. No importa cuánto ocurra a tu alrededor. Tu santuario te permitirá aislarte para encontrarte en mitad del barullo.

Hacerlo no es complicado. Según Esther Sternberg, autora de ensayos como Well at work: creating wellbeing in any workspace o Healing spaces: the science of place and wellbeing, “los elementos del trabajo que pueden ayudarte a estar más realizado son elementos claves de la espiritualidad como encontrar significado, entrar en estado de fluidez, disfrutar del sentido de comunidad y de estar trabajando por un bien mayor y agradecer todo lo que te rodea”. Y para alcanzar esos elementos, añade, cuentas con dos estrategias muy efectivas: las pausas para las micromeditaciones y los mini-rituales. Practicarlas en tu rinconcito laboral hará que todo lo demás llegue de forma orgánica.

¿Pero mini-rituales como qué? Eso depende de ti. Si te mola el té, por ejemplo, puedes tener tus cinco minutitos de prepararlo, respirar hondo y tomártelo con tranquilidad mientras miras por la ventana. O tus cinco minutitos de reordenarlo todo para que esté bonito. Da igual. La cosa es que realices diariamente alguna acción que te traiga placer y que mejore tu experiencia en tu espacio de trabajo. Porque así lo haces tuyo y no solo de la empresa. Lo impregnas de tu personalidad. Lo customizas emocionalmente. Y conforme más ‘tú’ haya en él, más lo sentirás como una burbuja en la que nada malo puede entrar. Será como si hubiera un filtro relajante y purificante a su alrededor.

En cuanto a las micromeditaciones, basta con parar unos minutitos, permanecer sentadx cómodamente en tu silla, cerrar los ojos y entregarte a la atención plena y a la armonía. Así, dice Sternberg, lograrás que “el cerebro pase de un modo estrés a un modo de relajación, active las vías de recompensa de dopamina para sentirse bien y las vías de endorfinas contra el dolor y te revitalice para el resto del día”. Nuevamente, esto hará que comiences a relacionar inconscientemente ese pequeño espacio con esos sentimientos de paz y bienestar, lo que de manera inevitable lo dotará de significado. No debe ser un lugar en el que sufrir. Debe ser un lugar sagrado donde nada te dañe.