El principal problema del mercado laboral español durante estas últimas décadas ha sido el desempleo, provocado en cierta medida por el déficit de vacantes prácticamente crónico del país. No obstante, y como apunta en Business Insider el responsable de Análisis Económico de BBVA Research, Rafael Doménech, la tasa de vacantes, que mide la relación entre los puestos de trabajo sin cubrir y la población activa, “está en máximos de los últimos 13 años”. Es decir, que no había tantas oportunidades laborales disponibles desde la era del boom inmobiliario. Y lo que resulta aún más importante: lleva aumentando desde inicios de 2020 y no parece que vaya a parar ahora.
Para lxs jóvenes como tú, que habéis nacido en un país con una tasa histórica de desempleo juvenil altísima, esto son buenas noticias: hay un sinfín de posibilidades en el mercado esperando a que las aproveches. Sin embargo, las empresas están empezando a pasarlo mal. Tal y como señalan desde ese mismo medio, “el 71% de las empresas españolas tiene dificultades para encontrar mano de obra”. Tanto de sectores en los que suele ser habitual que ocurra esto como en sectores con muchísima demanda. Pero espera porque aquí viene la peor noticia: un 26% de las empresas está tan desanimada con la búsqueda de trabajadorxs que simplemente ha dejado de buscar.
¿Pero por qué ocurre esto?
No hay una respuesta única, sino un contexto caracterizado por múltiples factores claves, entre los que se hallan la inversión de la pirámide demográfica, el desajuste entre la formación y lo que requiere el mercado laboral, la ineficiencia del SEPE a la hora de conectar demandantes de empleo con compañías, la despoblación de muchas áreas rurales del interior, una mayor tasa de estudiantes de universidad que retrasa la disponibilidad laboral de los jóvenes y, según Diego Barceló, autor del último Barómetro sobre vacantes en el mercado laboral de Cepyme, la dependencia de las ayudas públicas. Sea como sea, tenemos un problema muy gordo.
Después de todo, las empresas no son las únicas que dependen de los trabajadores para funcionar correctamente: también el sistema público de pensiones. Según un estudio elaborado conjuntamente por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, la Seguridad Social española necesitará casi 6,4 millones de afiliados adicionales en 2050 para derribar el déficit contributivo y lograr que las pensiones sean sostenibles. O dicho de otra forma: tenemos que cubrir esas vacantes si queremos que los mayores puedan disfrutar de una vejez digna. ¿Una posible solución? Recibir con los brazos abiertos a quienes decidan migrar a España. Les necesitamos.