A priori suena maravilloso: hacer las maletas y cambiar la contaminación y el estrés de la gran ciudad por la armonía de un pueblito cerca del mar o en mitad de las montañas. Menos caos. Más naturaleza. Menos ruido. Más soledad elegida. Menos prisas. Más descanso. Otra vida. Otro rollo completamente diferente. Y no eres la única persona que se lo ha planteado. Según cuentan desde Business Insider, “el teletrabajo ha permitido a muchos ciudadanos mudarse a zonas rurales y abandonar los centros neurálgicos”. Tanto en España como en muchos más rincones del planeta. Lamentablemente, dicen desde este mismo medio, es una pésima decisión para tu carrera profesional.
Una teoría surgida del experto en geografía del empleo Enrico Moretti. En un estudio publicado este mismo año en el que analizaba cómo le iba profesionalmente a aquellos trabajadores cuyas empresas habían cerrado entre 2010 y 2017, Moretti concluyó que sí, que “los que vivían en mercados laborales pequeños tenían menos probabilidades de encontrar un nuevo empleo en el plazo de un año que los que vivían en mercados laborales grandes”. Y no importa si tu profesión permite el teletrabajo. En general, los revés laborales son más dolorosos si tu vida está en un pequeño municipio que si está en una gran urbe como Madrid o Barcelona. Las oportunidades se contraen.
Otras consecuencias de “aislarte”
Y ante situación, muestra el propio Moretti en el artículo en el que presenta las conclusiones de su investigación, quienes se marchan de las ciudades al campo suelen aplicar una de las siguientes tres medidas: mantenerse desempleadas durante un largo periodo, conformarse con un trabajo local para el que están sobrecualificados o trasladarse de vuelta a la gran ciudad. Como escriben desde el citado medio, “vivir en una gran ciudad no implica solo tener un buen trabajo ahora: es lo que te prepara para tener éxito en tu próximo trabajo, y en el siguiente” y “los que se marchan de las grandes ciudades lamentablemente pierden ese seguro”. Todo se vuelve más oscuro.
Además, está la cuestión de la red de contactos, que suele achicarse progresivamente conforme te aíslas de la movida de la gran ciudad, y el mayor aprendizaje que parece haber dentro de las empresas localizadas en aglomeraciones laborales. No hay duda de que tu carrera, y tus posibilidades de prosperar, se empobrecen. Pero esto no significa que debas renunciar a tu sueño. Es solo información. Algo que puede ayudarte a tomar una decisión más consciente. Si tu carrera profesional no ocupa un lugar principal en tus planes, si valoras la calidad de vida rural por encima de los ascensos y los aumentos de salario, márchate. Solo tienes una oportunidad de vivir.