Cómo dejar un mal trabajo: seis consejos sencillos para salir de ese ‘burnout’

Manual para que el miedo no te deje atrapadx en la miseria laboral

Son muchas las razones que pueden hacerte detestar un trabajo: unas condiciones indignas, una conciliación laboral nula, una falta de mimo a lxs trabajadorxs por parte de la empresa en forma de indiferencia a las necesidades propias, una carencia absoluta de escalabilidad para subir de categoría, un ambiente malrollero que flipas, unxs jefxs abusonxs, un burnout de los pies a la cabeza o simplemente una falta de armonía total entre los valores de la compañía y tus propios valores morales. Sea como sea, y aún teniendo en las manos todas estas circunstancias, no es sencillo dar el paso de dejar ese trabajo y lanzarse al vacío. Y hay un culpable muy claro en esta historia: es tu miedo.

”Cuando estamos en un trabajo y nos damos cuenta de que no es lo que queremos aparece el miedo. Miedo a cambiar. Miedo a lo desconocido. Miedo a no controlar la situación. Miedo a equivocarnos”, explica la psicóloga Iria Reguera en un artículo para Trendencias. No es un miedo tenue ni liviano ni intermitente. Es un miedo lo suficientemente profundo como para paralizarte y hacerte permanecer en un lugar en el que no encuentras ninguna felicidad. Ni motivación. En ocasiones incluso lo pasas mal. Realmente mal. Un miedo que se disfraza de pereza y de autoengaño para que no tengas que enfrentarte a una realidad de incertidumbre. Pero tienes que hacerlo. Y lo sabes.

Ponte una fecha límite

La propia Iria tiene la receta para hacerlo. En primer lugar, dice, debes sentar las bases morales del cambio que pretendes hacer: se trata de una acción de autocuidado y una oportunidad de autocrecimiento. Es verdaderamente importante. Una vez ahí, pasa a la fase operativa con un estudio de las opciones laborales disponibles en el mercado, así como opciones de apoyo para ese periodo que pudiera pasar entre ese trabajo del demonio y tu próximo gran trabajo. ¿Lo tienes? ¿Posees ahora una perspectiva realista de lo que vas a encontrarte una vez dejes tu curro actual? Pues ahora establece una fecha límite para pasar a la acción. Toca dejar de procrastinar lo inevitable.

El día que vayas a hacerlo, el día que tengas claro que va a ocurrir, trata de organizar alguna quedada con alguien en quien confíes. Es posible que sientas mucho alivio una vez abandones la oficina, pero también pueden aparecer todos esos miedos de golpe y pillarte con las defensas bajas. Un poquito de socialización de calidad te equilibrará los pensamientos y los sentimientos. Ah, y durante la dimisión, y por más rencor que puedas tener a la empresa, mantén tu dignidad en todo momento. No la líes. No te rebajes. Eres unx profesional de verdad. Es la razón por la que sales de ahí. “Ahora solo te queda buscar un trabajo que no te haga sentir mal cada día”. Mucha suerte.