Las reglas de oro de la buena alimentación

Olvídate de tendencias de moda que serán olvidadas en dos meses

Te ha tocado vivir en la era de la sobreinformación. De la enésima tendencia semanal en cada área de la vida. Incluida la alimentación. Que si deberías comer tal súperalimento para mantenerte saludable, que si deberías reducir los carbohidratos, que si deberías realizar ayunos que a tu cuerpo le resultan bastante poco naturales... Intentar comer bien se ha convertido en el equivalente dietético de una yincana. De ahí que, en la revista digital Poosh, el doctor Kien Vuu ofrezca una guía para la buena alimentación con las reglas de oro más terrenales. Al final, quieras o no quieras, la verdadera salud está en aquello que la comunidad científica lleva décadas repitiendo. No te compliques.

¿Azúcares añadidos? Fuera. En palabras del propio Vuu, “los azúcares procesados ponen a las células en estado de estrés y provocan diabetes y muchas enfermedades crónicas”, además de incrementar salvajemente tus niveles de insulina y en consecuencia tus caídas de energía flash en mitad del día. No busques artículos sobre cómo compensarlo. No pongas excusas. Y lo mismo con las grasas. Sí, tu organismo las necesita para funcionar correctamente, pero no es lo mismo obtenerlas de una napolitana de crema que del aceite de oliva virgen, los frutos secos o el pescado. Y no hay teoría ni tendencia de moda que vaya a cambiar eso. Ni ayer ni hoy ni mañana. La realidad es la que es.

Y otra impepinable para lxs profesionales médicxs es que necesitas darle alimentos ricos en probióticos a tu cuerpo para cuidar de todas esas comunidades bacterianas que habitan en tu sistema digestivo y que son determinantes en tu salud tanto física como psicológica. “Los alimentos integrales, en particular las verduras sin almidón y las frutas de bajo índice glucémico, son fundamentales para una salud óptima”. Ah, y prioriza las fuentes proteicas limpias como las de origen vegetal: lentejas, quinoa, avena... “Cuando comas carne, elige porciones más pequeñas como acompañamiento en lugar de como plato principal” y optando preferiblemente por carnes blancas de ave.

Las tres últimas reglas de oro son tan aparentemente obvias como las demás: hidrátate correctamente, minimiza tu consumo de pesticidas y otros contaminantes mediante la compra de alimentos orgánicos y de origen sostenible y elimina todo aquel alimento que notes que te sienta regular o directamente mal. En última instancia, y como concluye Vuu, “los cuerpos de cada persona son diferentes y requieren diferentes proporciones de nutrientes”, por lo que “escuchar a tu cuerpo y ajustar tu dieta en consecuencia puede optimizar tu salud”. Si cada vez que comes legumbres te notas pesado como unx mamut, fuera y sin problemas. Hay muchos alimentos en el mundo.