Así debería ser tu dieta durante las olas de calor

Las grasas, las proteínas muy complejas, las bebidas heladas y el alcohol las hacen aún más insoportables de lo que son

Las nuevas generaciones deberían llegar al mundo con una guía de supervivencia para sobrellevar los fenómenos meteorológicos extremos. A fin de cuentas, y según el sexto informe de evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático perteneciente a la Organización Mundial de la Salud, “la cantidad de fenómenos extremos alcanza valores nunca antes observados y aumentará a medida que se incremente el calentamiento global”. Además de hacer todo cuanto sea posible para frenarlo, la vía más sensata, será necesario que sepas lidiar con muchos de estos fenómenos, entre los cuales los más habituales serán los relacionados a las olas de calor.

En este sentido, escribe en The Conversation la profesora del Grado en Nutrición Humana y Dietética Carmen González, de la Universidad de La Rioja, una de los aprendizajes fundamentales que deberás hacer tienen que ver con la alimentación. Después de todo, “las olas de calor pueden producir una disminución del apetito y suponen un estrés para nuestro cuerpo”. No te vale con una dieta cualquiera. De hecho, la que recomienda González es una que siga un patrón mediterráneo, con comidas ligeras, no muy ricas en grasas y que prioricen las proteínas de origen vegetal frente a las proteínas de origen animal, especialmente aquellas procedentes de carnes muy grasientas.

Más frutas y más verduras

No en vano, afirma la especialista, “se sabe que la temperatura interna del organismo puede subir hasta 2ºC una hora después de tomar una comida con abundantes grasas y proteínas complejas”. Prioriza las verduras y las frutas. Incluso si no son lo tuyo -muy mal-, en momentos de máximo calor, cuando parece que no puedes más y sudas como unx condenadx, debes hacer un esfuerzo para no sobrecalentar tu cuerpo. Además, las verduras y las frutas contienen mucha agua, lo que evitará que te deshidrates. Gonzáles te aconseja combinarlas con cereales, legumbre, huevos y pescado. Las cremas frías, las crudités o las ensaladas son tus principales aliadas durante estas olas.

Pero cuidado: una cosa son los alimentos fríos y otros los alimentos muy fríos o helados. Porque al parecer, “la ciencia nos dice que los alimentos a temperaturas muy bajas pueden ser contraproducentes en nuestra búsqueda de una temperatura corporal agradable”. Es más, algunas culturas desérticas, añade la experta, beben té caliente en los días de más calor para generar sudor y refrescarse. No obstante, no hay que llegar a esos extremos: basta con que bebas agua fresca o del tiempo y evites los helados y esas porquerías que nada aportan a tu cuerpo más que un placer muy temporal. Y hablando de porquerías, el alcohol dilata tus vasos sanguíneos y te da más calor. Tú verás.