Una psicóloga investiga por qué nos sentimos tan perdidos a los 25 años

Su objeto de estudio es por qué tenemos crisis a los veinte

A la gente de nuestra edad nos llaman la generación de cristal. Supuestamente porque tenemos más problemas de salud mental y “nos quejamos más”, aguantamos menos y no nos gusta esforzarnos. Lo que no saben quizá los que blanden con ligereza este término es que hay cada vez más científicxs alzando la voz para estudiar el por qué de las crisis de lxs que somos más jóvenes. Es el caso de Satya Doyle Byock.

Cuando terminó la universidad, esta psicóloga, que ahora tiene 40 años, se sintió en un abismo existencial. Se fue de voluntariado a Colombia y a Sri Lanka, trabajó como directora de proyectos en un buen trabajo, pero parecía que nada la satisfacía. El camino de trabajar hasta la jubilación parecía desesperanzador. Pero lo que entonces se sentía como un vacío en el pecho, ha marcado su vida hasta hoy.

Como nos cuentan en The Guardian, Byock decidió hacer de ese sentimiento un objeto de su investigación científica. Estudió un posgrado en Psicología y ahora es la directora de un importante instituto de terapia.

Lo que esta mujer ha descubierto tras tantos años, es que entre los 20 y los 40 es normal sentir estas dudas. Las personas descubrimos qué nos define, y además tomamos decisiones personales y profesionales que definirán el resto de nuestras vidas.

Hacerse todas estas preguntas ahora en realidad es positivo, porque nos evitará “una crisis mucho más grande que interrumpa nuestra vida más adelante”.

Los cuatro pilares de crecimiento

Hay “cuatro pilares de crecimiento” para aquellos que estamos empezando en el mundo adulto.

1. Separar: es decir, diferenciar nuestros valores y creencias de aquellas que tienen nuestros padres o normas sociales.

2. Escuchar (nos): aprender a escuchar nuestras necesidades y a hacer lo que nos trae bienestar.

3. Construir: crear una vida que sea satisfactoria.

4. Integrarla: que esa vida se convierta en una rutina para a la larga cosechar sus resultados.

Esto no es como una guía en la que tengas que hacer cada paso a la vez, o de corrido. Se trata solo de áreas en las que trabajar y en las que preguntarte en qué punto estás. Sobre todo, nos puede traer paz seguir nuestro ritmo y depender menos de hitos externos.

Un ejemplo sería empezar desde cero en un campo que te apasiona, aunque eso signifique que por un tiempo quizá sientas que la “vida te ha dejado atrás”. O que quieras priorizar tus relaciones personales a tu crecimiento laboral.

El declive económico en comparación con nuestros padres también contribuye a que te sientas más perdidx. En los hombres, además, que los roles de género hayan cambiado también los ubica en un terreno desconocido, ya que las expectativas de lo que se supone que debe hacer un hombre han cambiado completamente.