La regla de los dos minutos para no sufrir por las tareas pendientes

No procrastines nada que puedas finiquitar de inmediato

Tener un sinfín de tareas pendientes es antinatural. Y tu cuerpo se rebela contra ello: comienza a liberar cortisol y otras hormonas del estrés que nublan tus pensamientos, oscurecen tus emociones y en muchos casos se llevan por delante tu estado anímico. Incluso si no son tareas megaimportantes como un gran proyecto del curro o el trabajo fin de grado de la universidad. Incluso si son nimiedades como ordenar todo tu armario, organizar la quedada del sábado o comprarle un regalo de cumpleaños a una compañera de la oficina. Esa check-list mental pesa y termina por agotarte mentalmente. ¿La solución? Desde Business Insider recomiendan la regla de los dos minutos.

Y lo hacen basándose en las investigaciones del instructor en productividad estadounidense David Allen, quien la definió por primera vez en su ensayo Get Things Done. En concreto, y en sus propias palabras, “si una acción va a tomar menos de dos minutos debe realizarse en el momento en que está definida”. O dicho de otra manera: no tienes permitido procrastinar una tarea cuando es lo suficientemente corta como para completarla de inmediato. Como redactar y enviar un correo electrónico sencillo, realizar una llamada rápida, hacer un grupo de Whatsapp para organizar algo o poner la lavadora. Simplemente hazlo. No permitas que se vayan acumulando más.

Así te afecta la acumulación de tareas

Primero, porque esa acumulación innecesaria va actuando como una losa posada en tus hombros cada vez más densa. Y terminas sintiendo que tienes un millón de cosas que hacer que te llevarán todo el día cuando en realidad puedes finiquitarlas rápidamente. Y segundo, y mucho más importante, porque acumular esas minitareas es sencillamente absurdo: “Si hacer una tarea te llevará menos tiempo que procesarla, organizarla en tu agenda y darle el seguimiento oportuno, es mucho más eficiente hacerlo la primera vez que está en tus manos”. ¿Para qué llenar tu cuerpo de cortisol cuando puedes ponerte al día en un plis plas? No tiene ningún sentido, la verdad.

Además, y una vez abraces bien esta regla y la naturalices, puedes explotarla asimismo para proyectos de mayor envergadura. ¿Cómo? Pues es muy sencillo: los fragmentas en minitareas de menos de dos minutos y las vas haciendo en el momento fijado sin permitir que tu pereza y tu ansia procrastinadora te llevan a abandonarla o retrasarla. “La sensación de cosas hechas es de esperar que también disparará la motivación”. Es decir, que esas minitareas te proporcionarán minichutes de dopamina una vez finalizadas, lo que te impulsará a seguir adelante en lugar de ceder a los impulsos vagueantes que quieren llevarte al sofá tableta de chocolate y smartphone en mano.