La mitad de los adolescentes reconoce que las redes sociales perjudican su salud mental

Esto es especialmente cierto en el caso de las chicas

Reconocer que tienes una adicción puede ser complicado. Y no me refiero solo al plano emocional. Es que no hay un manual 100% objetivo que te diga si lo tuyo es lo suficientemente grave como para catalogarse así. Hay matices. Hay zonas grises. Pero una de las pruebas que los especialistas de la psicología suelen considerar bastante evidente es que entiendas que algo te hace daño de alguna manera y prefirieses dejar de consumirlo pero no puedas. Eso habla casi por sí solo. Y sí, es lo que le está pasando a la gente joven con el uso del móvil: saben perfectamente que les perjudica a corto y largo plazo pero sigue enganchada a él.

No es una hipótesis sin más. Es el resultado de un estudio realizado por el Pew Research Center con 1.391 adolescentes estadounidenses de entre 13 y 17 años: el 48% de los encuestados afirmó creer que las redes sociales tienen un efecto mayormente negativo en las personas de su edad. Esto es un 16% más que quienes pensaban lo mismo hace tres años. Hay una mayor concienciación respecto a lo que hace el abuso de las redes sociales y del móvil en la salud mental de la gente, especialmente entre ellas, que son más propensas a reconocer que ese abuso perjudica su productividad y su seguridad en sí mismas. Pero se sigue cayendo en él.

¿Son ellas más vulnerables a los efectos tóxicos de las redes sociales porque son espacios que alimentan estereotipos que les hacen sentir mal? Es una posibilidad. De hecho, y como apuntan desde la CNN, “estos hallazgos se asemejan a los de una investigación de 2019 que sugirió que el vínculo entre las redes sociales y la depresión puede ser más fuerte en las adolescentes que en los adolescentes”, en parte porque son entornos que aumentan la exposición que tienen a los distintos tipos de acoso. De todas formas, también es posible que ellos simplemente sean menos conscientes de lo que el abuso de las redes sociales hace a su salud mental.

Sea como sea, queda claro que cada vez más adolescentes comprenden que pasarse las tardes enteras metidas en las redes es una malísima idea. Pero no es fácil dejarlo. Ni siquiera reducir el consumo. Es lo mismo que con el tabaco o las comidas procesadas. Por eso ya están dándose movimientos políticos en distintas partes del mundo. En Australia, por ejemplo, está prohibido el acceso a las redes sociales a los menores de 16 años. Y el director general de Sanidad de los Estados Unidos, Vivek Murthy, pidió recientemente al Congreso que las redes sociales incluyan una etiqueta sobre sus efectos negativos en los jóvenes. Algo hay que hacer.