La edad biológica es solo un número. Y tú lo sabes muy bien: siempre has sentido que eras demasiado madurx para tu edad y que la gente de tu generación se comportaba de manera muy infantil. Y no tiene por qué ser una mera ilusión ni una distorsión vanidosa. A veces ocurre. Hay personas que muestran una sabiduría sorprendente a edades inesperadas. Quizás por unas condiciones cognitivas únicas. Quizás por todo lo que les ha tocado vivir. Probablemente por una mezcla de ambas. Sea como sea, todas ellas, y según cuenta el psicólogo estadounidense Mark Travers, muestran una serie de cualidades muy notables “que les permiten navegar incluso en las situaciones más desafiantes”.
En primer lugar, escribe, está la sed de exploración. “Los investigadores descubrieron que las personas sabias buscan una comprensión más profunda de la vida y poseen una curiosidad innata que, en tiempos difíciles, se convierte en el impulso para una exploración exhaustiva, lo que les permite analizar problemas desde diversos ángulos”. No tienes miedo a abrir tu mente. A escuchar otros discursos. A exponerte a teorías que desafían todo lo que ya conoces. De hecho, no entiendes la vida sin las preguntas incómodas. Sobre el universo. Sobre la sociedad. Sobre tu propia vida. Estás plenamente dispuestx a pagar el coste de tu infinita curiosidad. Sea el que sea.
Tienes más empatía que el resto
Pero la sabiduría no es fría. En este sentido, “los individuos sabios expresan preocupación empática por el bienestar de los demás”. Se ponen en el lugar del resto y, muy importante, buscan soluciones ecuánimes a los conflictos. No se comportan como IAs. Dicho esto, tampoco se involucran emocionalmente al punto de perder la objetividad. Saben hallar ese difícil equilibrio. Como también saben regular sus propias emociones. En palabras de Travers, “incluso en los escenarios más desalentadores pueden emplear el humor y es poco probable que se distraigan con la ira, el miedo o la aprensión”. Sienten como cualquier otra persona, pero no se pierden.
En cuarto lugar, está el hecho de que son conscientes de que no pueden controlarlo todo. La vida amorosa perfecta. El trabajo perfecto. La vida social perfecta. Es un ideal que mucha gente de tu edad persigue consciente o inconscientemente. Tú no. Tú te esfuerzas por llevar una buena existencia pero sabiendo que no todo depende de ti. Tienes esa predisposición a fluir. Y eso te evita una gran cantidad de sufrimiento. Por último, y siempre según este psicólogo, las personas que muestran una sabiduría precoz presentan un sorprendente conocimiento de sus propios sesgos y prejuicios, lo que les ayuda a restarles poder sobre sus percepciones y comportamientos.