La paciencia es uno de los pilares de una vida feliz. Al fin y al cabo, carecer de ella implica entrar a menudo en estados de frustración, enfado o irritación cuando las cosas tardan un poquito más de lo que esperas que tarden. Además de la experiencia negativa que supone transitar tan a menudo estas emociones, está el hecho de que pueden arruinar muchas oportunidades vitales. Como esa relación que se fue muy pronto a la mierda porque quisiste que fuera demasiado rápido y la otra persona se agobió. O ese proyecto que abandonaste porque no dio resultados en un tiempo ridículo. La pregunta es: ¿cómo cultivar la serenidad para convertirte en una persona mucho más paciente?
Mark Travers, psicólogo estadounidense de la Cornell University y la University of Colorado Boulder, plantea en un artículo para Psychology Today tres estrategias para conseguirlo, la primera de las cuales es desarrollar la aceptación de la incertidumbre. Para ello, y según este experto, has de “centrarte en lo que puedes controlar en lugar de en lo que no, mantener una perspectiva positiva sobre lo que la situación puede traer consigo y dejar ir las emociones difíciles que te impiden avanzar como la ansiedad o el miedo”. Por supuesto, es mucho más fácil decirlo que hacerlo, pero la realidad es que con autoconsciencia y constancia tu cerebro puede cambiar muchísimo.
Ponte las expectativas más bajas
En segundo lugar, escribe Travers, debes olvidarte de las expectativas idealizadas y aterrizar en el mundo real. Porque no es sensato esperar que esa persona se enamore perdidamente de ti la primera semana. O que te asciendan a lo más alto en tres meses. O que tu novela escrita y publicada en internet se convierta en un bestseller mundial. Si tienes esperanzas grandilocuentes acerca de todo lo más normal es que entre la impaciencia y la frustración cuando no se materializan. En palabras del psicólogo, “esperamos que el medioambiente se ajuste a nuestras necesidades”. Pero el universo no funciona en torno a tu ser. Eres tú quien debe tener capacidad de adaptación.
Por último, y según una investigación publicada en la revista especializada The Psychoanalytic Review, debes trabajar en tu estilo de apego ya que “parte del origen de la capacidad de esperar sin inquietudes ni prisas tiene sus raíces en el desarrollo de un estilo de apego seguro”. Por el contrario, un estilo de apego inseguro, que sitúa la validación en la otra persona y no en ti mismx, puede conducir al nerviosismo cuando no llega esa validación tan ansiada. Eso sí: transformar tu apego no es una tarea sencilla. Requiere generalmente terapia profesional y mucho compromiso contigo mismx. Pero vale la pena. Te traerá una existencia más tranquila y más agradable.