Hacer un Marie Kondo a tus redes sociales es la terapia que tu cabeza necesita

El día a día nos lleva a estar sumamente atadxs a nuestro móvil y a toda la interacción que los demás tienen con nuestros perfiles y viceversa, algo que nos hace sumar estrés o ansiedad

Ya lo sabemos. Ya nos lo han dicho una y otra vez: las redes sociales no son buenas para nosotrxs y nos alteran la salud mental. A pesar de haberlo escuchado incontables veces, seguimos con el rostro pegado a nuestras pantallas de móvil, ¿por qué? Es normal. Somos la generación que ha crecido junto a las redes. Es sumamente complicado no depender de ellas, no solo porque no queramos, sino porque las necesitamos para trabajar.

Es más, hacemos nuevos amigos o encontramos el amor gracias a aplicaciones como Tinder o Instagram, y eso sí es bueno para nuestra salud mental. Aún así, el estrés y la ansiedad que viven los jóvenes por la constante interacción tecnológica tendrá malas consecuencias. Por ello en lugar de eliminar esto de nuestras vidas, hay que ordenarlo. Hacer un ‘Marie Kondo’ por todo lo alto con nuestras redes sociales.

El método viral de Marie Kondo aboga por espacios más limpios, menos recargados y ordenados para generar alegría. Este entorno produce paz en nuestra mente y nos ayuda a vivir más tranquilos y felices. Así pues, se puede aplicar esta misma filosofía a las redes sociales. Según la experta en el orden, lo que hay que hacer es tomarse un momento para detenerse, mirar alrededor y pensar qué te genera tranquilidad o felicidad y qué no. En cuanto a nuestros perfiles habrá que hacer lo mismo. Ya es momento de darle importancia a cómo nos vemos por redes sociales, cómo nos organizamos y qué o quiénes nos aportan algo productivo y merece la pena seguir. En esta línea, hay un enemigo con el que es muy difícil luchar: la popularidad, la amistad y la validación. Estos aspectos son cuantificables, y los "me gusta", los comentarios y los seguidores se convierten en una especie moneda social.

El uso constante de estas aplicaciones y esas monedas sociales que nombrábamos nos hacen tener deseos o necesidades que antes no hubieran aparecido. Por ejemplo queremos irnos de viaje no por conocer el lugar en sí sino más bien por poder compartir stories en Instagram o fotos de dónde hemos estado. Esa presión de retratar nuestra vida de forma idealizada se ha vuelto una especie de norma que hemos asumido de manera natural. No parece malo, pero puede serlo porque estamos dejando que las redes sociales controlen nuestras vidas.

Es momento de limpiar nuestros perfiles. Empezando por priorizar la vida por fuera de las redes, encontrar actividades o planes que nos generen también felicidad y bienestar al margen de nuestros perfiles. A medida que intentamos que esto crezca debemos ser sincerxs con nosotrxs mismxs y diferenciar qué contactos nos interesan y quiénes no. Si realmente te gusta saber acerca de alguien o algo, guárdalo. Pero si te hace sentir mal o no te interesa en absoluto, intenta dejar de seguir su perfil o silenciar la cuenta.

En otras palabras, se trata de poner un poco más de atención sobre qué cuentas sigues, qué publicas y cuánto tiempo pasas en redes sociales. Esta forma de comunicación es similar a muchas otras adicciones: si consumes demasiado café, seguramente tendrá un impacto en ti. Tener una intención concreta en cuanto a tus redes sociales y ordenarlas de forma consciente te permitirá disfrutar de ellas de una manera más sana.