Así es la dendrofilia: personas que se lo montan con árboles y plantas

Aunque es una parafilia poco común, la dendrofilia existe y las personas que la desarrollan tienden a ocultarlo por miedo al rechazo

Cuando pensabas que ya conocías todas las filias y gustos sexuales, llega una que no te esperabas. ¿O te ponen los árboles y las plantas? Si la respuesta es que sí, no te preocupes, tienes dendrofilia. Y si es que no, nosotros te lo explicamos.  Puede que hayas escuchado hablar de la objetofilia o que tu relación con tus zapatillas nuevas bordee la relación sentimental, pero generalmente esta no se asocia con un deseo sexual sinó con una relación íntima o casi obsesiva con algún objeto. 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

A post shared by Dani Rovira @danirovira

En el caso de la dendrofilia, en cambio, sí que es una parafilia que puede derivar en deseo sexual y, cuidado, también en el acto. Lxs dendrófilxs pueden frotarse con un árbol o utilizar el agujero del mismo como orificio de penetración y es preferible que no culminen sus deseos con los cactus. Caricias a una planta o pasarse flores por el cuerpo, así como introducirse zanahorias, pepinos o berenjenas las frutas y verduras también están asociadas a esta filia son otras prácticas que pueden llevar a cabo lxs dendrófilxs. Puede incluso que hayáis escuchado, en broma o en serio, historias sobre chicos que penetran a un melón para masturbarse.

¿De dónde viene la dendrofilia? Poco se sabe del origen psicológico de esta práctica, así que por ahora nos conformamos con el etimológico: Dendro en griego antiguo era árbol y filia viene de filein, amar, sumado al sufijo -ia, cualidad.  La parte mala de esta filia es que quienes la tienen lo sufren en silencio y aislados por miedo al rechazo social. Muchas veces se refugian en los bosques. Es importante, si alguien te explica esta filia, que no te burles e intentes escucharle. La parte buena es que seguramente puedan enseñarnos un poco sobre cómo amar al planeta y respetarlo.

La parte mala de esta filia es que quienes la tienen lo sufren en silencio y aislados por miedo al rechazo social. Muchas veces se refugian en los bosques. Es importante, si alguien te explica esta filia, que no te burles e intentes escucharle. La parte buena es que seguramente puedan enseñarnos un poco sobre cómo amar al planeta y respetarlo.

Según explica en la revista mexicana Hysteria el psicólogo José Alejandro López Noguera, podríamos hablar de un problema si la persona es incapaz de distanciarse de este placer sexual o gozar con otras relaciones, o bien si es capaz de poner en riesgo su integridad física o la de terceras personas con tal de liarse con un árbol, planta o vegetal, para lo cual podríamos recuperar el chiste fácil del cactus o bien imaginarnos situaciones adversas en una montaña o con un kiwi. Por último, el investigador alerta de los posibles riesgos de higiene que puede haber detrás de estas prácticas si no se hacen las cosas con cuidado.