Los conflictos emocionales no resueltos te envenenan lentamente

La solución pasa por indentificar, nombrar, entender y vivir las emociones acumuladas para reubicar de forma sana el recuerdo

Las cosas acaban. Tu pareja te deja. Alguien que amas muchísimo fallece. O una etapa de tu vida termina de forma distinta a cómo habrías deseado. Sigues adelante como puedes y, más tarde que temprano, aceptas la situación. O al menos la parte más racional de ti. Porque el corazón continúa atascado en esas viejas heridas, dudas y lastres emocionales que van jodiéndote silenciosamente sin que te des cuenta. Son los conflictos emocionales sin resolver, y hablamos con la psicóloga María Gutiérrez para profundizar en ellos.

Son esas situaciones en la vida que provocan un sufrimiento tan grande que "la mente pone en marcha diferentes mecanismos de defensa para dejarlo a un lado. Estos pueden ser la negación, la disociación, la represión, la idealización o la racionalización, entre muchos otros. Eso implica que no se ha identificado, ni sentido ni regulado esas emociones vinculadas a la situación vivida", explica esta especialista en psicodrama.

Esas emociones no evaporadas, como apunta María, se acumulan con el tiempo. Pero los mecanismos de defensa de nuestra mente hacen que el conflicto emocional sin resolver quede en "un nivel preconsciente o inconsciente". No lo vemos, pero se revela de muchas otras formas. "Puede desplazarse hacia otro tema. Puede somatizarse en forma de dolor de cabeza o de estómago. O puede derivar en otras sintomatologías como el consumo de drogas, la autolesión o el insomnio", cuenta la experta.

Y cuidado. Porque si ese conflicto emocional no resuelto es demasiado intenso y se mantiene acumulado puede desembocar, según María, "en cuadros de ansiedad o depresión, siendo imposible salir de esas situaciones hasta que se resuelva el conflicto". Pero para solucionarlo primero hay que detectarlo. Muchos creemos que superamos un drama porque supimos aceptarlo a nivel racional, pero como señala María, "la razón procesa rápido las situaciones que vivimos, pero lo emocional requiere más tiempo".

Cómo detectarlo

Una buena forma de detectar si de verdad la resolviste o continúas cargando con esa situación es observando si cumples alguna de estas 4 señales que detalla la psicoanalista:

1. "Desconectar emocionalmente mientras se relata el recuerdo. Es decir, uno habla de ello sin sentir ninguna emoción, solo desde la racionalidad".

2. "Sentir una respuesta emocional desproporcionada que no puede controlarse, como si hubiese sucedido ayer, cuando se habla de ello".

3. "Evitar hablar del tema o recibir comentarios".

4. "Tener idealizado el suceso, viendo solo lo bonito de la situación".

Vale, ya lo has entendido: algo no va bien. La sabiduría popular te diría que con algo más de tiempo acabarías superándolo, pero María lo niega. "La frase de 'el tiempo lo cura todo' es falsa. Hay que identificar y nombrar la emoción, porque no es lo mismo sentirse triste que sentirse frustrado. Y hay que vivirla, sentirla y pasar por ella, un paso necesario que muchas personas intentan saltarse para evitar el dolor. Una vez hecho esto la intensidad de la emoción se estabilizará y el recuerdo se ubicará de forma sana".

La cura está dentro de ti. En determinada situación puede ser de ayuda sentarse a hablar con la otra persona involucrada en el conflicto, pero en absoluto es necesario. La experta en psicodrama pone un ejemplo muy revelador: "Si fuese necesario siempre sentarse a hablar, alguien que no ha podido superar la muerte de un ser querido estaría sin solución. Pero no es así". Todos los conflictos pasados no resueltos —pérdidas, maltrato, celos, infidelidad, baja autoestima, crisis existencial, etc— te tienen a ti como solución.

Pero a veces necesitas una guía. Según María, su trabajo con quienes viven esta situación consiste en "analizar sus vivencias emocionales pasadas, su manejo de ellas, el manejo emocional de su familia de origen —¿podía expresarse el enfado en casa?—, su estructura de personalidad, sus recursos frente a situaciones difíciles, sus mecanismos de defensa y la función que cumple ese conflicto emocional no resuelto en su vida". Entender, entender y entender para ayudar al cliente a entender también.

El principal obstáculo que encuentra, dice, es que las personas huyen a toda costa del dolor. "Me encuentro muchos pacientes que frente a las emociones quieren actuar y actuar para quitárselas de encima. No quieren pasarlo mal. Quieren estar siempre felices y bajo días soleados. Pero hay que dar cabida también a los días de lluvia. Hay que entender esas emociones y vivirlas", explica la especialista. Morir en el dolor para nacer de nuevo libre de cargas del pasado. Desde luego que merece la pena.