Un hotel solo para mujeres para hacer topless sin la mirada de un baboso

Hace unos meses se hacía viral un vídeo de dos chicas que se grababan en un hotel de Mallorca contando cómo los tíos las trataban como puros objetos en la piscina sin que nadie hubiera hecho nada. Un ejemplo más de la impunidad que tiene el acoso laboral en nuestra sociedad que, aunque cada vez es más consciente, todavía tiene un gran camino por recorrer. En contrapartida, las chicas estamos desarrollando desde aplicaciones para llegar a casa de noche de forma más segura hasta espacios privados donde no las molesten, pasando por auténticos fiestones de perreo matriarcal.

El hotel se encuentra en Portocolom, un pueblo de costa alejado de las zonas más turísticas de la isla. Som Dona es un establecimiento creado, claro, por mujeres y muy enfocado en el medio ambiente. "Queremos ir más allá y hacer que cada experiencia sea única ... estamos trabajando en paquetes de actividades físicas, salud y retiros detox que impliquen también el descubrimiento de la cultura local, entre otros", dijo un portavoz del hotel Som Dona. En definitva, es un lugar donde las mujeres a partir de 14 años pueden disfrutrar de unas vacaciones saludables, haciendo hincapié en su alimentación, el ejercicio físico y su bienestar en general.

El espíritu es responder a una nueva tendencia de negocios enfocados al público femenino, como gimnasios o spas en los que sólo pueden entrar mujeres. Este tipo de hoteles ya existen en Alemania, los países escandinavos o Japón y en Som Dona se han propuesto que todas las trabajadoras sean mujeres, incluso en las funciones más masculinizadas, como el mantenimiento de las instalaciones. "Nuestras clientas buscan un lugar en el que se sientan más relajadas, donde el aspecto físico no es tan importante. Por ejemplo, pueden hacer topless sin sentirse observadas", mantenimiento de las instalaciones.

El capitalismo permite que haya negocios muy especializdos para un público concreto y está claro que todo lo femenino, con el empoderamiento de la mujer, se haya convertido en un nicho por explorar. Habría que ver qué dinámicas se dan en este tipo de establecimientos y qué se gana realmente de tener un espacio cerrado a los hombres. En general, siempre es mejor optar por un estilo de vida inclusivo donde ambos géneros puedan convivir, porque la segregación suena más al modelo educativo de la época de nuestras madres que no al futuro del feminismo.

Pero si es solo para ocio, puede ser también comprensible que se abran este tipo de espacios dominados por la sororidad, la intimidad y la energía femenina. No pasa nada por querer disfrutar de espacios privados separados en ocasiones especiales como unas vacaciones, pero ojalá que siempre pudiéramos disfrutar de espacios comunes donde compartir más, juntos y con respeto.