Las mejores coctelerías están en Barcelona y son estas

En tiempos de inflación en que el cubata en casa y la cerveza en el bar marcan el techo de gasto de casi cualquier joven que se precie, la coctelería se ha convertido en una especie de viaje en el tiempo para multimillonarios o citas muy, muy importantes y esporádicas. Si estás a final de mes o andas con la cartera suelta y tienes ganas de rememorar lo que se siente al ir a una coctelería, tenemos una noticia para ti: aún hay bastantes abiertas. La calle Joaquim Costa está más masificada de guiris que la última vez que fuiste, pero aún es uno de los lugares de referencia de Barcelona. Ahí van algunas de nuestras coctelerías favoritas de la ciudad.

Joaquim Costa está perdiendo todo el sentido, con coctelerías donde solo se habla inglés o algunas míticas como la Granja de Gavá y el Piscis cerrando y reabriendo ya sin encanto. Pero aún hay algunas joyitas en esa calle que mantienen su esencia, como el Mojito Rock, uno de los mejores bares de Barcelona, aunque como a este no le podemos llamar coctelería, destacamos el Negroni, bar de toda la vida donde encontrarse con viejos amigos y decirles “qué bien te conservas, qué tal están tus hijos”. Un sitio donde el cóctel se decide con un diálogo con el barman, que te va a conseguir el que más se adapte a tus gustos.

Para quienes prefieren huir del centro de vez en cuando, la coctelería Torre Rosa, en el barrio del Congrés, está en un edificio de más de un siglo con un acogedor patio donde probar todo tipo de cócteles tropicales. Ojo con ir muy tarde porque se llena bastante. Los precios son razonables, aunque se acabó eso de salir del centro y creer que encontrarás precios del Sudeste asiático. Recomendamos el mint julep, con menta y bourbon, y los clásicos Pisco Sour o Cosmopolitan. El pornstar Martini y el Penicillini son un poco más ida de olla, ¿te atreves?

Es pequeñajo y está un poco lleno de guiris porque está justo al principio del barrio de Gràcia, tocando Diagonal. Además es caro. Pero hay un ambiente único y unos cócteles de primerísima calidad. Eso sí, prepara la cartera. Con todo, es de esos lugares donde siempre te llevas alguna anécdota. Y eso, como decía el anuncio, no tiene precio. La atención es estupenda y la carta arriesgada si uno quiere arriesgar. Al Capone, Alcatraz y Fashionista son algunos de los más arriesgados, pero mejor mira la carta y déjate llevar.

El barrio de Sants tiene tesoros como este, a precios más que asequibles y con unos cócteles dulces y una extensa carta de gin tonics fenomenal. El típico sitio donde te puedes encontrar a gente de cualquier tipo, toda esa gente normal que a la segunda copa ya tiene muy poco de normal.