Malgastamos ingentes cantidades de nuestra limitada energía en reaccionar inútilmente contra todo aquello que contradice nuestros deseos: una ruptura inevitable, un atasco desesperante, una tormenta inesperada que estropea todos tus planes... Así es como nuestra sociedad, tan huérfana de inteligencia emocional, nos ha enseñado a estar en el mundo. Actuamos desde las tripas, impulsiva e inconscientemente. Somos como esos niños que golpean las olas tratando de detenerlas, pero sin alegría, desde la negatividad. Aunque no tiene por qué ser así: la filosofía wu wei propone una manera muy diferente de vivir nuestras vidas.
Wu wei, el arte de fluir
La humanidad ha evolucionado muchísimo durante los últimos tres milenios, pero hay un apartado, el del control emocional, donde ha incluso involucionado. Hoy somos aún más esclavos de nuestras emociones y de nuestros pensamientos que hace 25 siglos, cuando el pensador chino Lao Tse formuló en su texto Tao Te Ching, también conocido como "libro del camino de la virtud" y base del movimiento taoísta, la premisa de que para tener una vida más tranquila y más feliz debemos aprender a actuar en consonancia con los acontecimientos que tienen lugar, no en contra como cabezotas autodestructivos. El llamado estado wu wei o ‘no acción’.
Hoy, más separados que nunca de la naturaleza, somos incapaces de fluir con aquello que ocurre. Maldecimos como locos al inanimado router cuando falla la conexión. Mandamos whatsapps patéticos a quien dejó claro que ya no nos ama. Pataleamos cuando se nos escapa el metro en toda la cara. Acciones vacías, aunque las emociones tras ellas sean legítimas: "El taoísmo reconoce todas las emociones sin juzgarlas. Es inevitable sentir preocupación o ira. El wu wei no significa no actuar ante ellas, sino hacerlo desde la consciencia, desde el estar presente", cuenta la instructora de tao, Emmanuelle Temis.
Armonía con el universo
Ninguna otra palabra define tantísimo al universo como "cambio". Absolutamente nada permanece. Y por eso para Lao Tse, formulador del wu wei, actuar desde la virtud era actuar en armonía con estos cambios. O dicho de otro modo: actuar sin resistirse estérilmente a lo que hay. Como dice Temis, "esperamos que la cosas sean como queremos, no como realmente son, y nos revelamos con negatividad ante los cambios en lugar de abrazarlos". Esto ocurre, principalmente y según la experta, porque "nos apegamos a nuestros deseos y a otras personas". Pero es energía perdida. Y así fabricamos los problemas.
Para el taoísmo, el sufrimiento proviene precisamente de esta no aceptación. No nos sentimos integrantes de un universo en constante alteración, sino trágicos seres luchando en solitario contra él para que permacezca como a nosotros nos gustaría. "Nos empeñamos en forzar cosas que no se están dando. Nos empeñamos en contradecir al río que fluye en lugar de conectarnos a él", cuenta la especialista en esta filosofía oriental. Pero, si en lugar de oponerte a la realidad y actuar desesperadamente consigues controlar tus reacciones emocionales y fluir con el universo, la corriente te llevará más suavemente por la vida.
Wu wei vivencial
Controlar las emociones para practicar el wu wei supone, sin embargo, un desafío titánico. Mantenerse en un estado de consciencia cuando aparecen requiere entrenamiento porque nuestros egos hacen lo posible para boicotearlo. "Siempre es el ego herido, que nos hace darle más importancia a las cosas de la que realmente tienen y proyecta su reacción hacia el exterior. Pero en lugar de proyectarlo en los demás deberíamos analizar por qué está tan herido, entender qué está pasando", dice Temis que , además, es pionera en la instrucción de tao en nuestro país. Conocer cómo funciona nuestro ego particular nos ayuda a desactivarlo para actuar armónicamente.
Temis explica cómo hacerlo: "Tienes que entrar en contacto con esa emoción que estás sintiendo desde la respiración. En el taoísmo cada órgano almacena unas emociones. Por eso debemos sonreírle a ese órgano y al ego. Estamos demasiado rayados. Y claro que no eres peor persona por sentir celos, envidia o ira. Mientras seas humano seguirás sintiéndolas. Pero tienes que entender qué hay detrás para estar en contacto con tu oscuridad, con tu yang". De lo contrario, estamos condenados a reaccionar no solo muchas más veces de las que deberíamos, sino además de manera torpe, improductiva o contraproducente.
No en vano, la premisa central para practicar el wu wei es cultivar la paciencia para ser capaces de observar durante más tiempo y más detalladamente en lugar de actuar impulsivamente, de modo que nuestras acciones estén cargadas de sabiduría. No se trata, por tanto, de ser pasivos, sino de tener autocontrol para aguardar y conservar nuestra energía para actuar de manera más precisa, más luminosa, más consciente. Seguro que nos ahorraríamos una cantidad enorme de discusiones, problemas y disgustos. La solución para evitar tanto sufrimiento lleva ahí 25 siglos, esperándonos. Ha llegado el momento de utilizar ese poder.