Los multimillonarios han comenzado a construirse búnkeres de lujo

Sistemas de seguridad top, quirófanos equipados con la última tecnología y salas de entretenimiento que ni te imaginas

Los búnkeres se pusieron muy de moda durante la Guerra Fría que tuvo lugar entre la Unión Soviética y los Estados Unidos tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Al fin y al cabo, la amenaza de una contienda nuclear era una realidad muy palpable, especialmente durante esos históricos y tensísimos acontecimientos conocidos como la crisis de los misiles de Cuba. Pero esos búnkeres eran esencialmente prácticos y los lujos más extendidos eran radios y revistas destinados a no morir de aburrimiento en caso de tener que ser utilizados. Por lo demás, eran espacios orientados claramente a la mera supervivencia. Ahora la moda de los búnkeres ha vuelto. Pero con mucho más lujo que nunca.

Y todo ha sido cosa de la pandemia. Ese 1% groseramente más rico del mundo vio en la pandemia un peligro contra el que no disponía de una ventaja significativa respecto al resto de la población. Y eso ellxs no pueden permitirlo. Además, el aumento de los eventos climáticos más extremos a causa del calentamiento global, y las predicciones nada halagüeñas de lxs científicxs al respecto, ha ido incrementando aún más la obsesión de lxs multimillonarixs de contar con un espacio justo debajo de sus mansiones en el que poder vivir en caso de apocalipsis. Pero no vivir de cualquier modo: vivir con los mismos privilegios con los que viven en estos momentos. Hablamos de búnkeres extraordinarios.

Están equipados con alta tecnología

Primero porque poseen sistemas de defensa top. Como cuentan desde Magnet, “estos búnkeres han evolucionado hacia verdaderas fortalezas subterráneas del siglo XXI equipadas con alta tecnología y sistemas de defensa impresionantes”: puertas a prueba de explosiones, fosos con puentes giratorios, ventanas irrompibles, sistemas de entrada biométricos e incluso cañones de agua capaces de derribar helicópteros y drones. Quieren tener la seguridad de que nada ni nadie perturbará sus vidas de supervivientes. Y, por si pasase algo, estos búnkeres también disponen de salas de quirófano, salas de descontaminación, farmacias bien surtidas e instrumentos médicos de vanguardia.

Y segundo porque tienen todo tipo de entretenimientos. Que si jacuzzis. Que si boleras. Que si salas de videojuegos. Que si cines. Que si pistas deportivas. En palabras de AI Corbi, fundador de Strategically Armored & Fortified Environments (SAFE), una empresa dedicada al diseño y la construcción de búnkeres de lujo, “hemos visto un mayor enfoque en el entretenimiento. Si vamos a ser capaces de sobrevivir bajo tierra, queremos divertirnos”. Mark Zuckerberg, por ejemplo, ya tiene su súper búnker suntuoso y megaplacentero bajo su mansión en el estado archipielágico de Hawái. Tú, y la mayoría de la gente, jamás tengáis algo así. Ni el fin del mundo puede ser democrático.