Palabrita de la Organización Meteorológica Mundial: 2024 fue el año más cálido jamás registrado. Y también fue el año de los súpertifones. Y de la DANA. Una que nunca vamos a olvidar porque no tuvo lugar en un país alejado del que solo nos llegan imágenes en televisión o en redes sociales. Ocurrió aquí. En nuestra tierra. Y se cobró la vida de 228 personas. Desgraciadamente, no es un hecho aislado: según datos del Índice de Riesgo Climático 2025, “España fue el octavo país con más muertes y daños por eventos meteorológicos extremos entre 1993 y 2022”. Y tenemos que aceptar, y de hecho lo estamos haciendo, que esto seguirá siendo así en el futuro inmediato.
Esta es la razón de que varios partidos políticos estén poniendo sobre la mesa ya la posibilidad de acordar y firmar un pacto de estado climático. Porque ya da igual quien esté en el gobierno, qué ideología plantee y qué medidas a corto plazo vaya a implementar. El cambio climático es una realidad inevitable. Sus consecuencias, en forma de sequías, olas de calor, incendios descontrolados, pérdida de biodiversidad, lluvias torrenciales, inundaciones y un sinfín de manifestaciones de este tipo, son ya parte de la “cotidianeidad” del país. Que sean noticia en el telediario no es cosa de alarmismo noticioso. Es que cada vez ocurren con más frecuencia e intensidad.
Y el 29 de octubre, cuando se cumpla un año de la DANA, haremos bien en no quedarnos simplemente en el lamento, que es necesario, obviamente, pero que no nos prepara para lo que se viene. Y lo siento por tu ansiedad climática. Nada me haría más feliz que decirte que lo que ocurrió en Valencia o lo que ha ocurrido este año en el noroeste de España con los incendios es algo puntual. Pero no es así. Y tenerlo en cuenta, aceptarlo con valentía, es el primer paso para prepararnos y que sus efectos sean lo más pequeños posibles. La gente tiene que entender que se dedique cada vez más dinero público a prevenir desastres como la DANA. Es el único camino posible.
Así lo explica el periodista especializado en información ambiental Raúl Rejón: “Ante una realidad inequívoca en España, como llama ya el Ministerio de Transición Ecológica a los golpes del cambio climático, se ha impuesto la necesidad de adaptarse para evitar o reducir los impactos”. Ignorarlo sería peligrosísimo. Oponerse a la evidencia científica sería peligrosísimo. Pensar que hay cosas más importantes sería peligrosísimo. Hablamos de la seguridad de todxs. Pensar que invertir en ciencia no merece la pena sería peligrosísimo. Es ahí donde está el conocimiento que puede amortiguar las ostias climáticas que están por venir.