Un informe mundial desvela que los jóvenes de ahora son menos felices que los de antes

El Informe Mundial de la Felicidad evidencia una brecha generacional por lo que respecta el bienestar

Después nos llamarán generación de cristal y quejicas. Pero la realidad es que el Informe Mundial de la Felicidad 2024 destaca una tendencia preocupante: los jóvenes de ahora somos menos felices que los de antes. Oh vaya sorpresa. No hacía falta un informe para saberlo en realidad.

El descenso más notable de la felicidad se ha notado sobre todo en países como Estados Unidos y algunos de Europa, como España. En el caso de España ha descendido 4 puestos en el ranking de la felicidad mundial, del 32 al 36. Y eso en gran parte es porque ahora los jóvenes son menos felices que en años anteriores.

Siempre se ha asociado la juventud y la felicidad. Es esa etapa de la vida donde todo está por hacer, tienes energía, ganas... Pero es difícil que esto sea así con un futuro asolado por el cambio climático y un contexto de empeoramiento de las condiciones laborales. En España, cada vez los jóvenes se independizan más tarde y eso se debe a los bajos salarios y al precio disparado de la vivienda.

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Una crisis existencial tras otra

El informe pone negro sobre blanco como en el ámbito económico y social, la brecha generacional es cada vez más evidente. Mientras que las generaciones anteriores, como los “boomers”, muestran niveles de felicidad más altos en promedio, los “millennials” y la Generación Z muestran niveles más bajos. Es evidente que los jóvenes lo tienen más difícil para alcanzar un cierto bienestar vital.

Este malestar que viven los Millennials y los Z, algunos la han etiquetado como la “quarter life crisis”, que sería como la crisis del cuarto de vida porque aparece a los 25. Este fenómeno antes no existía. De hecho hace unos años todo el mundo siempre decía que los 20 eran una de las mejores décadas de la vida. Ahora se ha convertido en una crisis existencial tras otra porque es imposible encontrar una habitación para alquilar (ya no un piso) a un precio razonable.

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Así mismo, la movilidad laboral hace que cada vez sea más difícil poder construir un sentimiento de “comunidad. Sentir que tenemos unos vínculos significativos e importantes es un elemento esencial para la felicidad y para el bienestar. Ya no solo es importante por el simple hecho de tener amigos con los que reírte, sino también porque sientes que habrá alguien que estará por ti cuando estés mal.

Que tantos países como España, Francia, Gran Bretaña o Japón tengan esta brecha generacional de la felicidad es un problema muy serio que debería atajarse. Y la solución no pasa por usar la etiqueta de “generación de cristal”.