Los titulares que deja la cumbre antiabortista celebrada en el Senado

Que un acto así se celebre en una institución democrática confirma el avance de la agenda ultraconservadora

Este lunes, el Senado español fue escenario de la VI Cumbre Transatlántica, un evento que reunió durante 12 horas a políticos en activo y retirados, académicos y representantes de organizaciones ultraconservadoras y religiosas de todo el mundo. Bajo el lema de “la libertad y la cultura de la vida”, los asistentes compartieron un discurso marcado por una agenda antiabortista, antifeminista y contraria a los derechos del colectivo LGTBIQ+.

Lo que sus organizadores calificaron como una “defensa de los derechos humanos” fue, en realidad, un ataque organizado y frontal contra millones de personas, en particular mujeres, menores y comunidades vulnerables.

La jornada comenzó con una misa, seguida por intervenciones en el antiguo salón de plenos del Senado. Las declaraciones de los ponentes no dejaron lugar a dudas sobre el propósito de la cumbre: reforzar una narrativa que rechaza avances en derechos reproductivos, igualdad de género y diversidad cultural, mientras se posiciona a favor de un modelo social anclado en valores tradicionales.

El aborto y la eutanasia fueron descritos repetidamente como parte de una supuesta “cultura de la muerte”. Según Jaime Mayor Oreja, exministro español y presidente honorífico de la Red Política de Valores, “estamos ganando la batalla cultural contra el relato de la evolución”. Este discurso creacionista se vinculó con la idea de una “decadencia de Occidente”, atribuida a la pérdida de valores cristianos.

Movimientos ultraderechistas en contra de la inmigración

La parlamentaria austriaca Gudrun Kugler añadió otra preocupación recurrente: la inmigración, a la que asoció con la pérdida de identidad cultural y “continuidad étnica”. Este concepto, adoptado por movimientos ultraderechistas, defiende la preservación de una etnia “pura” frente al mestizaje. Las palabras, que rozan la retórica hitleriana, fueron pronunciadas en el Congreso español.

La cumbre también fue escenario de ataques directos a las políticas de igualdad de género y derechos LGTBIQ+. Para Ignacio Garriga, secretario general de Vox, estas medidas forman parte de un plan de “sustitución poblacional” que, según él, busca reemplazar a la población autóctona mediante la inmigración. Este discurso pronunciado por parte de Garriga sobre la sustitución sale del movimiento supremacista blanco de Estados Unidos.

Otros ponentes, como María Calvo, equipararon la identidad femenina exclusivamente con la maternidad, afirmando que “la belleza de toda mujer emana de su capacidad de traer vida al mundo”. Esta perspectiva ignora las luchas históricas por la autonomía de las mujeres y refuerza roles de género tradicionales.

La educación también fue objeto de debate. Paola Holguín, senadora colombiana, rechazó la inclusión de perspectiva de género y educación afectivo-sexual en los currículos escolares, calificándola de “adoctrinamiento”. La cumbre dejó claro que estos movimientos no solo buscan retroceder en derechos ya conquistados, sino consolidar un discurso global que ataca la diversidad y la igualdad.

El hecho de que estas ideas se presenten en una institución democrática como el Senado es motivo de alarma, ya que demuestra cómo el ultraconservadurismo está logrando espacios de legitimación política y social. Que además, la cumbre se celebre justo un mes después de que Donald Trump haya ganado las elecciones es una muestra más de como los lobbies ultraconservadores se estan organizando globalmente.