Los riesgos de vender tu iris por unas cuantas criptomonedas

Los peligros de darle tus datos más íntimos a una empresa poderosa

En la película ‘Minority Report’, Tom Cruise camina por un centro comercial mientras las pantallas de las tiendas le ofrecen publicidad personalizada. Todo porque reconocieron su cara y pueden ofrecerle productos que saben que solo le interesan a él. Aunque esta película de 2002 mostraba una distopía, los avances en el reconocimiento facial y la recopilación de datos biométricos nos sitúan en ese mundo en la actualidad.

¿Venderías tu alma al diablo? ¿O a ‘OpenAI’, la empresa dueña de Chat GPT? Al parecer muchas personas lo están haciendo: están vendiendo la imagen de su iris a Worldcoin, filial de OpenAI, a cambio de criptomonedas.

En España, hay 30 tiendas de la empresa que escanean tus ojos a cambio de un pago en criptomonedas que pueden valer entre 100 y 200 euros.

Centenares de personas ya lo han hecho. Lo que desconocen son los riesgos de vender el iris: algo único de cada ser humano y que no es duplicable.

Muchxs dirán: “Bah, y qué, qué van a hacer con esos datos, seguro que soy uno más del montón y no tengo nada de especial”. Bueno, ¿qué te parecería si te digo que una empresa privada, de las más poderosas del mundo, tiene algo tuyo que te define como persona y que lo puede vender a quien quiera?

Por ejemplo, imagina que vas a una manifestación en el futuro para pedirle al Gobierno cualquier cosa: desde más medidas contra el cambio climático a otra demanda social. Un Gobierno que ha conseguido los datos biométricos de Open AI y que ahora puede reconocer con cámaras quién está en la protesta. En un juicio, ya no valdría decir que “es que esa persona no era yo”, porque tendrán la prueba irrefutable: tu iris, algo que te define como persona única en el mundo.

Sabemos que esto suena un poco trágico y apocalíptico, pero la realidad es que a la hora de firmar el consentimiento para vender tu iris a Worldcoin, la empresa incluye en sus cláusulas que puede compartir esa info con “terceros”. ¿Quiénes son? Nadie lo sabe.

¿Quién te garantiza un trato seguro de tus datos?

Y aunque ahora nos aseguran que la información está segura y que no van a hacer nada con ella, ¿quién nos promete que un cambio de políticas vaya a cambiar eso? ¿Dejarías esa responsabilidad en manos de unas cuantas personas en una junta directiva?

¿Y si unos “hackers” logran robar la información de centenares de iris de todo el mundo? Perderías el control total sobre qué hacen con ello.

La parte más creepy del reconocimiento facial —que también incluye datos biométricos— ya la están viviendo en China. Allí, están probando una tecnología capaz de medir la atención de los niñxs en clase solo con sus expresiones faciales. Otra historia que no forma parte de ningún capítulo de ‘Black Mirror’, pero que bien podría hacerlo.