La eutanasia es una de las luchas sociales que más lentamente avanzan en el mundo. En la actualidad, y desde que Países Bajos diera un paso adelante legalizándola en el año 2002, tan solo siete países proporcionan asistencia a las personas en situación de sufrimiento permanente en su deseo de abandonar este mundo de una manera digna: el propio país de los tulipanes, su vecina Bélgica, Luxemburgo, Colombia, España, Nueva Zelanda y Canadá. Ahora, esta última quiere ampliar su ley de eutanasia para incluir no solo a las personas que padecen algún tipo de enfermedad física, sino también a quienes sufren trastornos psicológicos graves que convierten sus vidas en un infierno.
Entre dichos trastornos, lxs legisladorxs canadienses contemplan los trastornos de la personalidad, la depresión mayor e incluso trastornos de adicción a sustancias. Lógicamente, la idea es que quienes soliciten la eutanasia por motivos psicológicos pasen dos evaluaciones médicas realizadas por psiquiatras especializados en cada uno de los trastornos específicos recogidos en la ley. Para poder recibir esta asistencia, será necesario que los tratamientos no hayan funcionado previamente y que el deseo de morir venga motivado por un razonamiento lógico, por un deseo profundo, y no por tendencias suicidas provocadas por el propio trastorno sufrido. Esto último es clave.
¿Quiénes están en contra de la posible medida?
En principio, la medida parece loable, pues es un acto de empatía surgido de la equiparación del sufrimiento generado por algunas afecciones mentales al generado por algunas afecciones físicas. Ya basta de menospreciar el dolor emocional y psicológico. No obstante, hay quienes no han recibido la noticia con alegría. Como apuntan desde Xataka, “el hecho de que se incluyan en el futuro a las personas adictas a la droga ha levantado una oleada de críticas y se está debatiendo en la conferencia de la Sociedad Canadiense de Medicina de las Adicciones”. Lo ven como una especie de cruel limpieza social a través de la cual deshacerse de elementos poco deseados para la sociedad.
En palabras de Zoë Dodd, activista por los derechos de las personas en dicha situación, “simplemente creo que la ley de asistencia médica para morir en el área de la salud mental y el uso de sustancias tiene sus raíces en la eugenesia”. En su lugar, creen los detractores de la nueva medida, el gobierno debería invertir en otras medidas de salud pública como un mejor acceso a los sitios de prevención de sobredosis o a los fármacos opioides como la morfina o la metadona. “Hay personas que están luchando y que no reciben el tipo de apoyo y ayuda que necesitan”, añadía Dodd. No es un debate sencillo. Y tú, ¿a favor o en contra de esta ampliación de la eutanasia?