Para alguien que vivió en Málaga unos cinco años es una noticia esperadísima. Porque era darte un paseito por el centro de la ciudad, cerca de la Plaza de la Marina, y sentir una pena tremenda al ver a los caballos tirar de los carruajes para diversión de lxs turistas. Animales esclavos. Y durante muchos meses del año bajo un calor asfixiante. No tenía sentido. No en pleno siglo XXI. No en una sociedad que intenta, cada vez más, ser empática con todos los animales. Y el gobierno malagueño lo sabía: primero hablaron de un proceso gradual de extinción de esta práctica hasta 2035 y ahora han ido más allá y han decidido prohibirlo cuando termine este 2025. Será el último año de este sinsentido.
Una decisión que, obviamente, ha dado una alegría a las instituciones animalistas que llevan muchísimos años luchando porque esto ocurra y la ciudad andaluza deje de ser escenario de algo tan miserable. Como explica Carmen Manzano, presidenta de Protectora de Animales, “en el 2009 empezamos a tratar el tema con el equipo de gobierno. Ha costado mucho avanzar y conseguir puntos de agua en las paradas, sombra, y, por último, desplazar las paradas a sombra natural, que tuvieran un horario de trabajo y evitar las horas de mayor calor o días de terral”. Ha sido un proceso de dignificación paulatino que no podía tener otro final que la desaparición de la explotación. Era lo lógico.
Críticas y oposición a esta medida
Aunque esta desaparición forzosa también genera oposición. Y no por parte de lxs turistas, que al final se olvidarán de los carros de caballo y se acostumbrarán a disfrutar de la ciudad andando o en uno de esos autobuses turísticos que dan vueltas por aquí o por allá. No, por parte de quienes se han dedicado al negocio toda su vida. Al parecer, el ayuntamiento prevé entregar una indemnización a los cocheros, muchos de los cuales llevan décadas dedicándose a ello y buena parte de ese tiempo sin cotizar. Su perspectiva laboral no es muy optimista y, ojalá, reciban la ayuda necesaria para seguir adelante con sus vidas. Al final ellos son currelas como tú. Merecen una protección digna.
Sea como sea, la medida tomada por el consistorio malagueño deja a Sevilla como única gran ciudad con coches de caballos en Andalucía. Tal como cuentan desde eldiario.es, “en la capital andaluza subsisten aún 97 licencias” y el ayuntamiento local ni se plantea la prohibición de la práctica. Se limitan a dar recomendaciones de buenas prácticas sobre las horas de trabajo de los caballos, las pausas y los descansos. Dicen que se trata de una tradición folclórica con mucho punch turístico que debe preservarse. En palabras del exalcalde Sánchez-Monteseirín, “eso ni lo toques, que es un emblema de Sevilla y los cocheros viven de eso”. Pero es cuestión de tiempo que la lógica se imponga.