La mayoría de los trabajadores experimentan, en algún punto de su vida, hartazgo o hastío en su empleo, incluso si se trata del trabajo de sus sueños. Las discusiones con otros compañeros, los instantes de presión, las responsabilidades o la falta de reconocimiento pueden generar rachas de agotamiento. Esto puede dar lugar a una enfermedad laboral: el síndrome de burnout. La Organización Mundial de la Salud OMS acaba de reconocer que se trata de una enfermedad asociada al empleo. Así que es posible que, incluso siendo muy joven, experimentes este síndrome. Y ahora te explicamos los motivos.
El hecho de haber constatado este síndrome como enfermedad se ha realizado con el objetivo de ampliar la investigación sobre sus efectos y ayudar a diseñar algún tipo de guía o programa para dar soluciones a quienes sufren sus síntomas. La OMS explica que el “síndrome del burnout, se circunscribe al entorno laboral y no debe servir para describir situaciones de estrés en otras áreas de la vida”. Existen tres síntomas reconocibles que concurren en esta enfermedad laboral: sensación de agotamiento extremo, sentimientos negativos o cínicos, distanciamiento del trabajo y notable disminución de la eficacia en el trabajo.
Parece que este síndrome es muy propio del momento actual y de la epidemia de ansiedad y estrés que se adhiere a toda una generación, sobre todo en España. Este país es líder en consumo de ansiolíticos, como explicó el Ministerio de Sanidad ansiedad y estrés que se adhiere a toda una generación que concluía que España estaba situada por encima de la media europea en consumo de tranquilizantes. Y aunque parece que el síndrome es nuevo, nada más alejado de la realidad: el término surgió en la década de los 60 cuando el psicólogo H.B. Bradley observó los problemas de los oficiales de policía que trabajaban con delincuentes juveniles.
“El agotamiento mental, físico y emocional es consecuencia de un estrés continuado y sostenido en el tiempo, algo que sucede porque en el ámbito profesional existe una gran demanda por parte del entorno que no podemos responder”, explicaba la psicóloga de Psicología Estratégica Paola Graziano en un artículo anterior de Código Nuevo.
Pero si ya sabemos —o al menos sospechamos— lo que nos ocurre, ¿por qué nos sigue sucediendo? La respuesta es que, realmente, no podemos desconectar. Este estrés y esta ansiedad también las tenemos interiorizadas en forma de competitividad: si te relajas en tu ámbito de trabajo, es posible que lo pierdas y que llamen a otra persona que esté más motivada y menos agotada. Las nuevas tecnologías también tienen parte de culpa porque ponen más difícil la opción de desconectar.
Hay que hacerle frente a esta tormenta de alguna manera. La primera es que debes ser consciente de que esos síntomas te corresponden. Si te estabas preguntando a qué se debía tal agotamiento físico y mental y tan poca motivación, este puede ser uno de los motivos. A medida que vas siendo más consciente de que esto es lo que te ocurre debes aprender a gestionar el estrés, la psicóloga apunta que puedes trabajar técnicas de relajación, hacer deporte y tener buenos lazos sociales para generar un entorno que potencie la desconexión real y que sirva de filtro para poder alejar el mal rollo y el estrés generado en el ámbito profesional. Poco a poco, aprenderás a amar los lunes. Si nada de eso vale, es posible que estés en un trabajo que no te llene. Evalúa si tu situación actual no te hace feliz y si es hora de cambiar. No podemos dejar de trabajar. Sabido esto, hagamos del trabajo una parte más de nuestra vida y una parte llevadera que nos ayude a estar bien con nosotros mismos.