La verdadera importancia del sexo en las relaciones

No importa la frecuencia. Importa cómo encajan vuestras expectativas acerca de la frecuencia ideal

Buena parte de lo que sabes de las relaciones lo has aprendido de manera externa: cosas que te cuentan tus colegas, comportamientos que se han reproducido en casa con tus padres desde que eras pequeñx o escenas de series de televisión. Por eso es normal que tengas esa sensación de que una baja frecuencia sexual es una condena absoluta para tu relación. Es lo que suele expresar la gente. Es el cliché que aparece una y otra vez en el mundo audiovisual. No obstante y como explican desde la revista Men’s Health, la verdadera importancia del sexo en la salud de una pareja no es objetiva y universal sino que depende de las necesidades de ambas personas. Vosotrxs marcáis que está bien o mal.

”Piensa en el sexo como en cualquier otro valor compartido: si uno de los miembros de la pareja quiere ser padre algún día y el otro no quiere tener hijos puede que no sean la mejor pareja”. Y no es que ninguna de esas opciones sea incorrecta per sé. Está bien desear tener criaturitas. Y está bien no desearlo. El problema viene con la discrepancia. En ese sentido, añaden desde el citado medio, “lo mismo ocurre con el sexo: si alguien piensa que es muy importante y el otro piensa que no lo es van a tener problemas”. Nuevamente, ambxs podríais estar de acuerdo en tener poquísimo sexo, incluso nulo, o tener una cantidad bestial de él todas las semanas, y no habría una opción mala.

De todas formas, la libido no es una constante. Se trata de un deseo variable en el que influyen infinidad de factores como la salud mental, la salud física, los niveles de estrés, los desequilibrios hormonales, la alimentación, algunos medicamentos... Por eso, incluso una pareja que esté conforme con la frecuencia sexual que tiene, una pareja en sintonía, puede sufrir algunas desavenencias cuando una de las partes o ambas experimenta cambios en su libido. Lo habitual en estas situaciones es agobiarse y verlo como un problema. Y lo es si esa nueva diferencia en el deseo sexual se mantiene en el tiempo. Pero paciencia. Debéis comprender que los altibajos son perfectamente normales.

¿Pero y si se cronifica esa diferencia de expectativas en torno a la frecuencia sexual? Entonces, como decíamos antes, surge una discrepancia a la que hay que prestar atención. Primero, analizando de donde surge esa diferencia. ¿Es por la libido? ¿O es por presiones sociales estúpidas a las que una de las partes ha empezado a hacer caso hace poco? ¿O quizá sea por la manera en la que está estructurada vuestra rutina? “Una vez hayas identificado la desconexión, habla de cómo te hace sentir y explora soluciones que ayuden a satisfacer a ambos”. Mantener la comunicación es clave. Estáis los dos en el mismo barco y debéis negociar vuestra necesidades. Ahora y siempre. Esa es la magia.