La razón por la que deberías planificar tus relaciones sexuales

Puede ser el antídoto a la clásica disminución de la satisfacción sexual en las relaciones a largo plazo

La cultura tiene una influencia tremenda en la manera que percibes el mundo y en tus expectativas. El sexo espontáneo, por ejemplo, que muy probablemente te parezca el más natural e interesante, ha penetrado en tu mente como ideal gracias a las series de televisión y las películas, en las que los encuentros sexuales ocurren como una inevitabilidad fruto de la pasión descontrolada. Pero esto tiene sus inconvenientes. Tal y como escriben las psicólogas canadienses Amy Muise y Katarina Kovacevic en un artículo en The Conversation, “las parejas a largo plazo que esperan que ambos tengan un estadillo de deseo simultáneo para que ocurra el sexo rara vez pueden tener relaciones sexuales”.

Al fin y al cabo, ese deseo espontáneo de los primeros meses y años va evolucionando hacia un deseo más reactivo que requiere motivación y mimo. Incluso cierta planificación. Y ojo: el sexo planificado parece no ser menos satisfactorio que el sexo espontáneo. ¿Y cómo sabemos esto? Pues gracias a una investgacón del Laboratorio de Relaciones y Salud Sexual de la Universidad de York en el que se monitorizaron las experiencias sexuales de 102 parejas. ¿El resultado? En palabras de Muise y Kovacevic, “la satisfacción sexual no difirió en función de si el sexo se percibía como expontáneo o planificado, incluso para aquellos que creían en el ideal del sexo espontáneo”.

O dicho de otra manera: todo esa movida de que el sexo espontáneo proporciona más placer es una milonga cinematográfica. De hecho, es un engaño que durante los primeros compases de tu relación el sexo fuera casual. No lo era en absoluto. “Solo piensa en cuánta planificación se dedicó a crear citas románticas o divertidas, prepararse para el sexo con anticipación con arreglo personal o ropa interior atractiva y hacer esfuerzos para volverse el uno hacia el otro en esos primeros días de su relación”. Había una planificación muy clara. Y, sin embargo, toda esa anticipación no hacía más que alimentar tu expectación, tus ganas y tus fantasías. No había problema alguno.

En este sentido, y según estas expertas, “el valor del sexo planificado podría ayudar a las parejas a mantener la satisfacción sexual siendo intencional sobre el sexo”. Cuando comience a apeteceros menos, cuando el cuerpo de la otra persona ya no despierte la misma pasión loca y las responsabilidades y el cansancio se interpongan en vuestrx libido conjunta, planificar los encuentros y anticiparlos puede encender poco a poco la llama para que sigáis manteniendo una sexualidad plena. Y tampoco tenéis que marcar un día en el calendario. Podéis establecer los contextos en los que os parece más adecuado, como en la mañana o a la vuelta del curro, y probar ahí. Se trata de experimentar.

No todo es sexo espontáneo

O dicho de otra manera: todo esa movida de que el sexo espontáneo proporciona más placer es una milonga cinematográfica. De hecho, es un engaño que durante los primeros compases de tu relación el sexo fuera casual. No lo era en absoluto. “Solo piensa en cuánta planificación se dedicó a crear citas románticas o divertidas, prepararse para el sexo con anticipación con arreglo personal o ropa interior atractiva y hacer esfuerzos para volverse el uno hacia el otro en esos primeros días de su relación”. Había una planificación muy clara. Y, sin embargo, toda esa anticipación no hacía más que alimentar tu expectación, tus ganas y tus fantasías. No había problema alguno.

En este sentido, y según estas expertas, “el valor del sexo planificado podría ayudar a las parejas a mantener la satisfacción sexual siendo intencional sobre el sexo”. Cuando comience a apeteceros menos, cuando el cuerpo de la otra persona ya no despierte la misma pasión loca y las responsabilidades y el cansancio se interpongan en vuestrx libido conjunta, planificar los encuentros y anticiparlos puede encender poco a poco la llama para que sigáis manteniendo una sexualidad plena. Y tampoco tenéis que marcar un día en el calendario. Podéis establecer los contextos en los que os parece más adecuado, como en la mañana o a la vuelta del curro, y probar ahí. Se trata de experimentar.