Seguramente uno de los peores encuentros sexuales que se puede tener es cuando se va borracho. Más allá de las posibilidades de tener lagunas mentales al día siguiente, también notamos como no estamos al 100% de lo que podríamos estar. Especialmente en el caso de los chicos, ya que algunos pueden llegar a tener dificultades para conseguir una erección si están en estado de embriaguez.
Pero más allá de como una borrachera puede estropearte un buen polvo, diversos estudios científicos sugieren que el consumo de alcohol y la frecuencia con la que lo consumimos también pueden empeorar la calidad de nuestros orgasmos. En eso no pensó Pitágoras cuando dijo que una copa de vino al día era buena.
El trabajo de investigación sobre cómo influye el alcohol en el sexo es más bien escaso. La mayoría de estudios que hay se han realizado con ratas o pequeños roedores, aunque sugieren un patrón: las pequeñas cantidades de alcohol parece que aumentan la excitación, pero disminuyen las inhibiciones sexuales, según apunta la doctora y ginecóloga Lauren Streicher en el New York Times.
Es cierto que el alcohol es un liberador de dopamina y un recurso muy socorrido a la hora de romper el hielo en las primeras citas. Tiene la capacidad de mejorar los efectos del ácido y-aminobutirico, que es el que inhibe los impulsos entre las células nerviosas, haciendo que la persona se sienta más relajada.
De rebote, también hace que te sientas más excitado, pero irónicamente, también funciona como un depresor del sistema nervioso central. Como consecuencia, empeora la coordinación entre el cerebro y las contracciones musculares, la cual es clave en la respuesta orgásmica.
La frecuencia del consumo puede influir más en la calidad de nuestros orgasmos que no la cantidad de alcohol que ingerimos. Obviamente, si nos ponemos como las grecas, la cantidad también impactara, pero un consumo moderado o leve no tiene por qué empeorar el sexo.
En cambio, el consumo crónico y excesivo de alcohol se ha relacionado muchas veces con la disfunción eréctil y la eyaculación precoz de los hombres, según explica en el New York Times la doctora Laurie Mintz. En el caso de las mujeres, un consumo excesivo de alcohol también está relacionado con la disfunción sexual (problema persistente con la respuesta sexual, el deseo y el orgasmo) en el caso de las mujeres.
Al tratarse de estudios norteamericanos, lo que se considera excesivo y moderado se mide con patrones de allí. Un consumo moderado de alcohol en Estados Unidos sería no más de dos bebidas para los hombres o una bebida al día para las mujeres. Es cierto que, cómo te afecte el alcohol depende de muchos factores como los genes, el peso o la composición corporal.