Violencia en WhatsApp: los mensajes que nadie debería tolerar de su pareja

Las amenazas, el control o las agresiones sexuales están ya entre las formas más comunes de violencia entre adolescentes, a pesar de que ellos las sufren menos que ellas

Las tecnologías solo aumentan algo que ya ocurría desde hace tiempo: una persona expuesta al control y los chantajes de su pareja. De hecho, quizá hubo un momento de tu vida en el que creías que lo normal, lo típico de una pareja o de un ligue era que se preocupase por ti a todo momento. Tu “yo” de entonces no veía ningún problema en que alguien te preguntase dónde estabas, qué hacías y por qué no le habías contestado a sus mensajes. Por suerte, frases como esas, y no otras, son las que hoy en día nos hacen darnos cuenta de que eso era una red flag como una casa. Pero no todas las personas las detectan tan rápido como creemos. Veamos por qué.

En concreto, la violencia en WhatsApp se respira bastante fuerte en las parejas adolescentes, es decir aquellxs jóvenes que no tienen más de 18 años y que ya utilizan todo tipo de chantajes y amenazas para controlar a su compañerx sentimental. Así lo ha revelado un reciente estudio desarrollado por los diferentes departamentos de Psicología Evolutiva de las universidades de Sevilla y Loyola, en el que 262 estudiantes de entre 12 y 18 años tenían que responder cómo de agresivas le parecían determinadas frases.

“Al final, tendré que quedarme en casa por tu culpa”, “¿Por qué no me has respondido?”, “Envíamela una foto de contenido sexual. No te cuesta nada”, “Parece que ya no me amas”. Sí, son conversaciones reales. Algunas de ellas quizá te suenan, ya que fueron recreadas de WhatsApp. Si no, casi que mejor. Para las personas encuestadas en este estudio es algo común, aunque no en la misma medida: la violencia sexual existe, es habitual, pero menos grave para ellos. Por desgracia, son las mujeres las que todavía sufren con mayor regularidad esta terrible lacra.

Coacción y agresión verbal

De hecho, la investigación parte de una premisa bastante preocupante: las tecnologías se utilizan para coaccionar y agredir a la pareja y estas actuaciones están presentes en gran parte de las relaciones entre adolescentes. Solo tenemos que pensar en las frases anteriores y lo fácil que puede ser para alguien presionar a su pareja a través de estos dispositivos. Un click y ya está, mensaje lanzado, sin pensar en las consecuencias emocionales que ese comentario puede tener en la otra persona.

Pero atención, porque, para lxs encuestadxs el control a la pareja es la que conducta que se percibe como menos grave. “Saber dónde está, por qué y que conteste rápido está más normalizado en la pareja adolescente. Se ve incluso positivo, como prueba de amor”, explica Virginia Sánchez-Jiménez, investigadora de la Universidad de Sevilla. En realidad se trata de un error garrafal, ya que nadie tendría que estar obligadx a nada; ni a contestar tan rápido como pueda, ni a dar explicaciones sobre dónde está o qué hace. La prioridad no está en la otra persona, sino en nostrxs mismxs.

Las agresiones sexuales vía WhatsApp

Pero la cosa no queda ahí. El informe también pone el acento en todas las formas de violencia que existen; desde las agresiones verbales o emocionales hasta la amenaza y el acoso y, por último, las agresiones sexuales, que también pueden darse a través de WhatsApp y no únicamente en persona.

Y es que, cuando hablamos de agresiones sexuales nos referimos desde coacciones hasta presiones, insultos, comentarios o intercambios no deseados de texto e imágenes. Digamos que si la otra persona te insiste para que le envíes un nude y tú no quieres, pero sigue y sigue insistiendo, ahí tenemos un verdadero caso de agresión sexual. A veces no es necesario llegar a los límites físicos: la agresión también está en el lenguaje y en cómo nos comunicamos. Si hay agresividad y coacción, hay violencia. Pero no todo el mundo piensa lo mismo.

Ellas sufren más que ellos

El estudio destaca que las consecuencias de esta violencia sexual son diferentes: “Las adolescentes tienen un mayor riesgo de trastornos psicológicos asociados” y la “experimentan de manera más negativa que los niños”. Por su parte, siempre según el estudio, aunque los chicos consideran que enviar imágenes es un “comportamiento inapropiado”, lo describen como una práctica bastante común.

Según Sánchez-Jiménez, , “las adolescentes son más conscientes que los chicos. Ellas sufren más y son más conscientes de lo que sucede porque las consecuencias son mayores. Eso hace que sean más sensibles”, tal y como explicó para El País.

En definitiva, nadie puede negar lo difícil que es escapar de una agresión en la Red. Sobre todo, si viene de la mano de chantajes y presiones. Además, mucho ojo, porque como la persona que agrede no ve en directo las consecuencias de sus actos, esto minimiza la empatía del agresxr. Es decir, que en WhatsApp, Instagram, o cualquier red social que permita el intercambio de imágenes, texto y vídeos, este peligro está servido.

Eso sí, una vez se sabe esto, los límites son muy fáciles de poner. Simplemente se trata de no agredir, de respetar el NO, de escuchar a la otra persona y, lo más importante, no caer en ese bucle infinito de tener que contestar ya, aquí y ahora. Keep calm, tu pareja puede esperar a que termines de ver Euphoria. Nadie merece sentir la ansiedad de otrxs por controlarte.