Cada relación romántica es un mundo. No vamos a venirte con el cuento de que la receta de una puede servirte perfectamente y sin fallos para otra diferente. Porque no es verdad. Al final cada relación requiere un aprendizaje mutuo muy progresivo y minucioso para que cada una de las negociaciones, pues las relaciones son ante todo negociación, vayan lo mejor posible. No obstante, tampoco vamos a irnos al otro extremo de decir que las diferentes relaciones que experimentes en tu vida serán absolutamente únicas. Después de todo, hay muchas pautas comunes de las que puedes aprender. De hecho, en tu segundo enamoramiento disfrutarás de al menos cuatro ventajas nuevas.
La primera de ellas, cuenta el psicoterapeuta de parejas John Kim en un artículo para Psychology Today, es la interiorización de que la vida te puede traer siempre nuevas alegrías a tu puerta. Al fin y al cabo, después de aquella primera ruptura, de la pérdida de aquel primer amor, tan solo pensabas en que no encontrarías a nadie más. En palabras del propio Kim, “la experiencia de encontrar el amor de nuevo puede traer un sentimiento de renovación y recordarte que eres capaz de dar y recibir amor a pesar de los reveses anteriores”. Que un drama amoroso no te deja roto para siempre. Que las heridas pueden sanar si les das tiempo. Ese segundo amor te enseña del renacer.
Ya sabes lo que no quieres
Además, y esta es la segunda ventaja de un segundo amor, “los errores y pasos en falso de la relación anterior sirven como elementos básicos para crear dinámicas más saludables, conexiones más fuertes y un amor más pleno”. Has aprendido lo que no quieres de una relación. Y has aprendido valores románticos muy importantes como la defensa de las necesidades propias y la concesión a las necesidades de la otra persona cuando corresponde. Eres más sabix. La probabilidad de que la relación prospere es mucho mayor. Ah, y tienes mucho más claro qué buscas en una pareja. Quizá ya no te dejes llevar tanto por los cantos de sirena de la fase de luna de miel. Ves más allá.
Y esto enlaza precisamente con la tercera ventaja: eres más paciente. En tu primer amor te lanzaste a la piscina con todo tu corazón como si la vida se terminase en esa otra persona. Ahora sabes que no es así. Y también que hay una cara diferente una vez las hormonas se enfrían. Ser capaz de mantener esta serenidad es clave para afrontar la relación de una manera más madura. Y hablando de madurez, y esta es la cuarta ventaja de enamorarse por segunda vez, habrás ganado confianza para abrazar tu vulnerabilidad y abrirte más, lo cual es fundamental en la construcción de un vínculo verdaderamente profundo. El primer amor falló. Ahora estás mucho más preparadx.