La razón por la que cambiar de pareja no te hará más feliz

La disminución de la satisfacción es inevitable en todas las relaciones

Durante los primeros meses de vuestra relación estabais plenamente satisfechxs. Un 100 sobre 100. Perfecto. Inapelable. Sublime. Pero poco a poco ese porcentaje comenzó a bajar. Y es normal. Como dice la investigadora en psicología Janina Larissa, de la Universidad de Heidelberg, en Alemania, “un metaanálisis reciente de nuestro laboratorio mostró que después de la primera década de una relación las personas tienden a estar menos satisfechas con un 77% de su satisfacción máxima posible”. En ocasiones, sin embargo, ese porcentaje puede bajar del 65%, un punto clave pues es el umbral a partir del cual la gente comienza a plantearse cambiar de pareja. ¿Pero de verdad eso te hará más feliz?

En principio sí. En palabras de la propia Larissa, “las personas que comienzan una nueva relación después de la separación tienden a estar más satisfechas en la nueva relación que en su relación anterior”. Pero no te emociones mucho todavía porque se trata de un espejismo fruto del boom hormonal característico del enamoramiento. Como bien añade esta experta, “la satisfacción de la relación tiende a disminuir con independencia de si se trata de una relación anterior o nueva”. O dicho con otras palabras: vas a pasar de una satisfacción baja a la satisfacción 100 sobre 100 de los inicios de las relaciones pero pronto volverás a bajar hasta ahí. Es ley de vida dentro de las parejas.

Evita saltar de una relación a otra

En este sentido, apunta Larissa, los resultados de estas investigaciones “sugieren que podría ser mejor concentrarse en el trabajo relacional que andar saltando de una relación a otra”. Si la base es buena, si os entendéis, si os hacéis reír, si os sabéis apoyar, podéis mimar la relación para que se mantenga en unos niveles de satisfacción aceptables y no caiga por debajo de ese temible umbral de la destrucción. El gran problema es la expectativa poco realista de vivir constantemente en una burbuja de felicidad conyugal. Eso no va a ocurrir. Ni con esa pareja ni con la otra ni con ninguna que pueda haber en el planeta. Tienes que aceptar que tu satisfacción romántica será notable a lo sumo.

Pero ojo: esto no quiere decir que debas conformarte con cualquier relación. Si las bases de la tuya son malas, si no os comprendéis para nada, si tenéis objetivos de vida diferentes o si andáis a la gresca todo el puto día, lo mejor es salir de ahí para buscar algo mejor. Porque no te mereces vivir en una satisfacción de pareja de 25 o 30. En un caso así, agrega esta investigadora, “sería mejor disolver la relación y dar a ambos miembros de la pareja la oportunidad de estar en una relación que se encuentre en el tercio superior de nuestra máxima felicidad posible en la relación”. Ahí está la clave del asunto. Ese es el equilibrio mágico.