Haz esto para frenar cualquier discusión de pareja

En los ojos está la clave de la empatía

El gran problema de las discusiones es la escalada. Comienzan con una pequeña chispita que, aparentemente, tienes totalmente bajo control, y cuando quieres darte cuenta estás cinco niveles más cabreadx y diciendo las cosas con menos tacto que una excavadora. De repente no hay cariño en tus palabras. Ni en las suyas. Olvidáis que quien tenéis frente a vosotrxs no es vuestrx enemigx. No es alguien a quien derrotar. Pero por más que lo intentáis, por más que os planteáis ser más empáticos en la próxima discusión, siempre termináis igual. O casi siempre. Y parece irremediable. Solo que no lo es. El autor Bruce Y. Lee tiene un truco para frenar estas peleas: mirar a los ojos todo el rato.

Funciona por varios motivos. El primero de ellos es que humaniza a la otra persona. Cuando discutes heavy entras en un modo furia que suele anular tus emociones positivas. De repente no te importa tanto quien tengas delante. Simplemente quieres defenderte. No obstante, mirarle a los ojos hace que tengas presente en todo momento quién es y cuánto le quieres, lo que lógicamente apacigua tus ánimos y te hace ser al menos un poquito menos implacable. Del mismo modo, ese contacto visual provoca el mismo efecto en tu pareja, que también recuerda quién eres y encuentra más dificultades para ser impasible y dañinx. Al fin y al cabo, la mirada es muy importante en los sapiens.

Pero hay otra razón clave por la que mirar a los ojos frena las discusiones: comprendes mejor a tu pareja. En palabras de Lee, “seguir mirando a los ojos de la otra persona sin importar el pitido que pueda salir de su boca puede revelar lo que realmente siente en ese momento y ver cómo una discusión afecta a alguien que te importa puede ser la retroalimentación emocional clave que te devuelva la sensibilidad”. De nuevo, los ojos no engañan y transmiten mucha información. Sus palabras pueden parecer duras. Crudas. Insolentes. Pero quizás, mirándole a los ojos, te des cuenta de que en realidad está profundamente dolidx, desesperadx, triste o asustadx. Trata de ver su alma.

Esta teoría formulada por Lee se reafirma con el hecho de que las discusiones a través del móvil suelen ser muchísimo más problemáticas y angustiosas. Después de todo, durante una conversación por Whatsapp no podéis miraros a los ojos. No hay efecto disuasorio. Solo hay palabras sin apenas contexto emocional a las que cada parte atribuye el sentido sentimental que considera oportuno. Es un jaleo. De ahí que Lee recomiende “asegurarse de estar directamente en presencia física del otro en la misma habitación”. Puede ser complicado retrasar una discusión cuando los nervios están a flor de piel, pero es lo más saludable para vuestra relación. Sin mirada no hay disputa.