Dos palabras mágicas que mejorarán tu relación

La amabilidad puede cambiarlo todo. Lo difícil es priorizarla sobre tu impulso de querer tener razón

Suele decirse mucho aquello de que las relaciones son muy complicadas. Y en cierto sentido es verdad. Al fin y al cabo, se trata de la mezcla, a veces explosiva, de dos entes únicos con necesidades únicas. La armonía sempiterna es simplemente imposible. El conflicto inevitable. Pero, al mismo tiempo, y si lo piensas bien, las relaciones pueden ser muy sencillas. Todo se resume en, según cuenta la psicoterapeuta Andrea Wachter en una publicación para Psychology Today, tener siempre presente dos palabras mágicas que hacen que esos conflictos no hagan demasiado daño a la relación e incluso puedan servir como refuerzo emocional de vuestro vínculo: “sé amable”.

Son solo dos palabras pero se traducen en un sinfín de comportamientos saludables. Así lo explica la propia Wachter: “Tenemos que estar dispuestos a asumir nuestra responsabilidad en lugar de señalar constantemente la parte de nuestra pareja. Tenemos que permanecer conscientes durante las conversaciones desafiantes en lugar de usar el piloto automático. Tenemos que escuchar y tratar de comprender en lugar de solo querer ser escuchados y comprendidos. Tenemos que querer hacer las paces en lugar de solo querer defender nuestro punto de vista”. Ser amable, y no tratar a tu pareja como si fuera cualquiera en los momentos calientes, lo cambia todo.

Pero evidentemente no es fácil adoptar esta postura. Pese a que debería salir natural, fruto del amor que sientes, “muchas personas están plagadas de resentimientos y heridas no resueltas que pueden hacer que la simple noción de comunicación respetuosa sea cualquier cosa menos sencilla”. Esto por no hablar de que la manera en la que se comunicaban tus padres cuando eras pequeñx, la amabilidad o falta de ella con la que se trataban, especialmente durante los conflictos, te condiciona brutalmente. Si mamaste muchos gritos, insultos, desprecios y reproches, probablemente deberás hacer un trabajo activo para que la amabilidad impregne toda tu comunicación.

En cualquier caso, Wachter reconoce la dificultad de mantenerse amable todo el tiempo incluso si creciste en un entorno de discusiones muy saludables. “Por supuesto, no es realista que seas dulce todo el tiempo. El clima no siempre es soleado con una brisa ligera y tú tampoco”. No obstante, hasta en esos momentos de rabia debes tener presente la amabilidad en la manera en la que te diriges a tu pareja. “Esto no solo te ayudará a ser un mejor comunicador, sino que también te ayudará a obtener más de lo que deseas: una relación amorosa”. Eso sí: has de reclamar la misma amabilidad para ti. No vale cuidar de la otra persona y dejarse pisotear sin cuartel. Cuídale y cuídate.